Baleares es la comunidad autónoma de España en la que más aumentaron las defunciones por enfermedades del sistema circulatorio, exactamente un 9,2 . Le siguen Galicia, con un alza mucho más moderada, del 1,9 %) y País Vasco, con el 0,8 %. Por el contrario, los mayores descensos ocurrieron las ciudades autónomas de Melilla (-14,9 %) y Ceuta (-9,4 %), y en Canarias (-8,5 %). En 2024 fue la segunda causa de muerte en las Islas, sólo superada por los tumores.
El especialista en Salud Pública y Medicina Preventiva Joan Carles March expone que «este incremento se explica por una combinación de factores epidemiológicos, ambientales, sociales y sanitarios». Uno de ellos es el envejecimiento de la población y el aumento de las enfermedades crónicas. «La población balear está envejeciendo: son más comunes enfermedades crónicas asociadas a la edad, como infarto, ictus e insuficiencia cardíaca. A mayor edad, mayor prevalencia de hipertensión, diabetes, obesidad y colesterol alto. Se trata de condiciones que multiplican significativamente el riesgo cardiovascular».
También influyen los factores de riesgo modificables al alza. «En Baleares, la obesidad afecta al 16 % de la población, y en niños al 11 %, empujada por cambios en la dieta y menor actividad física. Estas conductas representan factores de riesgo importantes: hipertensión, tabaquismo, sedentarismo, colesterol alto y diabetes».
March también señala entre las causas de las muertes por enfermedades relacionadas con el corazón la mayor detección y demanda de emergencias. El 061 atendió en Baleares 23.246 emergencias cardiovasculares en 2024, frente a las 22.109 en 2023; se trata de un aumento del 5,1 %. En estas cifras se incluyen activaciones de código infarto, 376 veces (+26 %); código ictus, 801 veces (+15 %); y código de paro cardiorrespiratorio, 507 veces (+14 %)
También influyen el impacto ambiental y el cambio climático. «El calor extremo puede precipitar eventos cardiovasculares, como infartos e ictus». Cabe precisar que en lo que va de año, el calor ya se ha cobrado la vida de 48 personas en Baleares. Además, la contaminación ambiental fomenta la aterosclerosis y la inflamación cardiovascular.
El prestigio experto resalta que también es importante tener en cuenta que los efectos secundarios de la COVID y la reducción de la Atención Primaria han contribuido en un alza de la mortalidad por las enfermedades del sistema circulatorio. «Durante la pandemia la Atención Primaria se centró en la COVID, reduciendo el control y detección de enfermedades como la hipertensión. Esto pudo aumentar el número de casos graves no controlados posteriores», lamenta.
También apunta a la brecha en la prevención y estrategia. «A pie de calle faltan campañas extensas de prevención (controlar presión arterial, dejar de fumar), lo que dificulta bloquear la progresión de enfermedades antes de que se conviertan en emergencias», expresa.
Está claro que ese supuesto aumento que comenta el titular, todavía no es suficiente ni de lejos. Aquí sobramos al menos la mitad. Y aún así, seguiríamos siendo demasiados, sobretodo en la franja de más edad a partir de los 90 y pico. En algún momento más pronto que tarde, esta sociedad deberá plantearse algún tipo de control poblacional de esa gente ya muy anciana, que vegeta sin enterarse de nada ni disfrutar de la más mínima calidad de vida digna de un ser humano.