La Conselleria d'Agricultura, Pesca i Medi Natural del Govern balear ha puesto en marcha un plan de choque para salvar los pinos de Baleares, gracias al millón de euros que ha conseguido del Ministerio de Medio Ambiente plantar cara al Tomicus destruens en un año. Se trata de una plaga propia de las Islas, pero que se ha expandido por todo el Mediterráneo y llega hasta Doñana.
Luis Núñez Vázquez, cap de servei de Sanitat Forestal de la dirección general de Medi Natural i Gestió Forestal, explica que la situación es especialmente grave en Ibiza, ya que «la sequía acumulada en los últimos años ha provocado el debilitamiento generalizado de las masas de pinar y esta situación es aprovechada por los insectos perforadores, Tomicus destruens y Orthotomicus erosus». Por ello, se ha sacado un contrato menor para empezar a cortar los ejemplares más afetcados en esta Isla. Aunque en menor medida, el sur de Mallorca también está bastante afectado, aunque las lluvias de esta primavera están motivando que la situación no se haya agravado.
Núñez precisa que «estos insectos son pequeños xilófagos que hacen galerías subcorticales, destruyendo el cámbium e impidiendo la circulación de la savia. Cuando el ataque se produce por todo el perímetro del tronco, el árbol se seca y muere rápidamente». En concreto, «el perforador del pino (Tomicus destruens) es un escarabajo (coleóptero) de la familia de los escolítidos (Scolytidae)». El adulto (imago), de dimensiones pequeñas tiene una longitud que oscila entre 4 y 4,5 milímetros. La cabeza y el tórax son de color negro, y los élitros y las patas de color marrón castaño. Los huevos son blancos y tienen un diámetro de 0'5 milímetros; los depositan a ambos lados de las galerías que la hembra hace en el interior de la corteza del árbol. Por su parte, las larvas son de color blanco con la cabeza marrón, sin patas y encorvadas.
El cap de servei de Sanitat Forestal de la dirección general de Medi Natural i Gestió Forestal precisa que «en octubre, la hembra hace un orificio de entrada, se aparea y excava una galería materna vertical donde pone los huevos. A los 15 ó 20 días salen las larvas que se alimentan del floema, haciendo galerías perpendiculares a la materna. En marzo emergen los adultos de la primera generación y en mayo los de la segunda. Cuando salen, vuelan a las copas para alimentarse de los ramillos terminales y madurar sexualmente. Se considera una especie primaria, que puede atacar árboles sanos.
¿Cómo se detecta?
Preguntado por cómo se detecta esta plaga, responde que «los árboles cambian de color. En cuestión de 15 días se ponen amarillos y después rojos. Finalmente se secan. Si esto pasa en primavera, el daño ha sido provocado por Tomicus destruens. Si lo vemos en otoño, se trata de Orthotomicus erosus». En esto punto, precisa que «vemos orificios de entrada. En el caso de Tomicus destruens se ven volcanes de resina muy característicos». Además, «vemos orificios de salida, de 1 milímetro, aproximadamente. A finales de verano podemos ver en el suelo las ramillas que come Tomicus destruens. Si levantamos la corteza, encontramos las galerías. Por la forma podemos saber de qué especie son».
Medidas de actuación
El mencionado experto expone que el Tomicus destruens debe existir para controlar que salen adelante los ejemplares más fuertes de pino, pero siempre de forma controlada. Por ello, en Baleares realizan un control muy preciso y actuaciones de prevención.
En relación a esto último, una de las más destacadas es evitar la acumulación de material de riesgo (madera y restos de tala y poda) a menos de 500 metros de las masas de pinar durante más de 20 días. Además, es fundamental mantener el bosque sin ramas o troncos caídos o dañados por cualquier perturbación; así como pelar la leña antes de ponerla en el leñero.
Núñez resalta que «se tienen que eliminar aquellos árboles que empiezan a amarillear y que comprobamos que tienen orificios de entrada o galerías subcorticales, antes de que salgan los insectos adultos». Además, se tiene que talar el árbol y descortezarlo o eliminarlo mediante quema o triturado, en un plazo de 15 días y siempre antes de las siguientes fechas. En concreto, del 15 de marzo para los árboles afectados durante el cuarto trimestre del año anterior; del 15 de mayo para los afectados durante el primer trimestre del año; del 15 de agosto para los infectados durante el segundo trimestre del año; y del 1 de octubre para los afectados durante el tercer trimestre del año.
El problema es que el 96 % de las 115.000 hectáreas de pinos de Baleares son privadas, por los que deben ser sus propietarios los que deben intervenir; el Govern lo hace en los que están en fincas o parajes públicos. El cap de servei de Sanitat Forestal de la dirección general de Medi Natural i Gestió Forestal insiste en la necesidad de que los particulares se tomen muy en serio este problema para poder hacer frente a las plagas.
En este sentido los insta a instalar entre 0,3 y 2 trampas de tipos Theysson por hectárea, distanciadas entre 100 y 500 m unas de otras. «Se tienen que ubicar preferiblemente en pequeños claros siguiendo pistas forestales, cortafuegos o perímetros de masas y nunca debajo de los pinos. Las trampas se cebarán con sustancias atrayentes para Tomicus destruens de octubre a abril y para Orthotomicus erosus de abril a octubre. Los atrayentes se tendrán que sustituir cada 60 días».
Además, resalta que «se tiene que eliminar todo el material de riesgo que se encuentre a menos de 500 metros de una masa forestal. Para eliminar pies, es necesario el señalamiento y autorización por parte del agente de medio ambiente de la zona. Para quemar un pie es necesaria una autorización de uso del fuego y respetar las restricciones durante todo el año». Por último, concluye que los tratamientos fitosanitarios no son efectivos.
Cosas del colapso.