El nombramiento del Papa León XIV ha abierto una nueva etapa para la Iglesia católica. Tras el largo pontificado de Francisco, marcado por un espíritu reformista y una mirada universal, los fieles y prelados de todo el mundo observan con atención los primeros pasos del nuevo pontífice. Sebastià Taltavull, obispo de Mallorca desde 2017, analiza en esta entrevista los principales retos del nuevo papado y aborda también cuestiones clave para la Iglesia en Mallorca, como su próximo relevo al frente de la diócesis.
¿Conoce personalmente al nuevo Papa?
No lo conozco personalmente, pero sí tenía algunas referencias, ya que, como presidente del Dicasterio (órgano que nombra a los Obispos en todo el mundo), su figura era conocida en el ámbito eclesial. Aunque no era uno de los nombres que aparecían en las primeras listas de candidatos, me ha alegrado mucho su elección.
¿Se esperaba que fuera el elegido o tenía usted otro favorito?
No tenía un candidato concreto. Llevé todo este proceso con mucha oración y paz interior. En los artículos que he escrito durante esos días he hablado de cómo pasamos de la añoranza por el Papa Francisco a la esperanza en el nuevo pontífice. A medida que he ido conociendo más sobre su trayectoria, me ha transmitido serenidad y confianza. Es una persona profundamente humana, cristiana y sacerdotal. Ha sido muy querido allá donde ha estado. Su experiencia, en Estados Unidos y su labor misionera en Perú le otorgan una perspectiva muy valiosa para liderar la Iglesia hoy.
¿Cómo interpreta su nombramiento? ¿Qué mensaje intenta dar la Iglesia a los fieles y al mundo en general?
Lo primero que me llamó la atención fue su saludo inicial: «La paz esté con todos vosotros». No es solo una fórmula litúrgica, es una declaración de intenciones. Su rostro y su lenguaje corporal transmitían serenidad y firmeza. La palabra «paz» ha resonado mucho porque implica también un compromiso social, político y humano. La Iglesia, con relaciones diplomáticas en 184 países y presencia en la ONU, tiene una vocación clara de mediadora y constructora de puentes. Ver en el funeral de Francisco juntos a líderes como Trump y Zelenski fue una imagen poderosa. León XIV ha empezado su pontificado con una invitación clara a la unidad, el diálogo y la reconciliación, tanto dentro como fuera de la Iglesia. Dios ha enviado un misionero a Europa y Europa tiene que escucharle.
Precisamente, cuando Francisco colocó en 2023 a Prevost, hoy Leon XIV, al frente del Dicasterio, se destacó su condición de misionero y se dijo que era como reconocer que todos los países son territorios de misión, donde no hay nada que defender sino mucho que conquistar. ¿Qué papel va a jugar la experiencia misionera de León XIV en su papado? ¿Ir a buscar a los fieles va ser el gran reto?
Sin duda. Después su búsqueda de la paz, destacaría precisamente su carácter misionero. Francisco insistió mucho en que todo discípulo de Jesús es también misionero. León XIV representa esa misma visión: ha vivido su fe misionera en Perú y, tras esa experiencia, fue llamado a Roma. La misión no es solo territorial, también es cultural y espiritual. Hoy más que nunca necesitamos una Iglesia que hable claro desde el Evangelio, que regenere éticamente a la sociedad sin entrar en políticas partidistas, pero sí comprometida con la justicia y la dignidad de todos. El Evangelio tiene muchas consecuencias políticas y sociales y predicarlo es hacer política desde el sentido auténtico para la convivencia y para el entendimiento. Y yo creo que Leon XIV puede marcar muy bien esa línea dentro de la Iglesia.
¿León XIV optará por el camino reformista de Francisco o cambiará el rumbo?
Estoy convencido de que seguirá la línea reformista. Ha trabajado muy cerca de Francisco y fue él quien lo trajo a Roma. Aunque proviene de un contexto distinto, creo que mantendrá el impulso de renovación de su predecesor. Y eso es lo que muchos pedimos y esperamos
León XIV ha roto una presunta regla no escrita que impedía a los cardenales estadounidenses llegar a ser papas, por proceder del país más poderoso. ¿Cómo cree que van a ser las relaciones entre el Vaticano y EEUU en esta nueva era Trump?
Tendrá que buscar un equilibrio, porque se trata de contextos muy distintos. El nuevo Papa conoce bien la realidad de Estados Unidos y también la de América Latina, donde ha sido misionero. El reto está en tender puentes, especialmente en temas como la migración. Francisco hablaba de acoger, acompañar e integrar, y esa línea sigue vigente. Excluir es contrario a los derechos humanos y a la esencia del Evangelio.
¿Cómo cree que afrontará el nuevo Papa los temas espinosos y tradicionalmente divisivos como el papel de la mujer en la Iglesia, la bendición de las parejas homosexuales, la eutanasia, los anticonceptivos, la comunión de los divorciados o el celibato?
Son temas muy distintos entre sí, y cada uno requiere un enfoque específico. Algunos pueden avanzar más rápidamente en un proceso de diálogo con la sociedad. Lo fundamental es poner a la persona en el centro. El Papa Francisco dijo una vez: «¿Quién soy yo para juzgar?». Esa frase marca un camino. Hay que salvar a la persona, entender su dignidad y no sólo aferrarse a leyes que puedan ir en su contra. El Evangelio nos enseña a acoger y comprender, no a excluir.
En su último consistorio, Francisco priorizó cardenales occidentales, sobre todo europeos y americanos. En Asia y África la Iglesia crece, pero es más conservadora. ¿La modernización y las grandes reformas de la Iglesia pasan por Europa?
Las reformas deben llegar de todos los rincones, aunque cada región tiene sus propias particularidades culturales. En África y Asia hay un cristianismo popular muy valioso, pero también desafíos como las sectas. En Europa, el reto es la secularización. Debemos ofrecer una espiritualidad fuerte, anclada en el Evangelio, que no sea sólo un método de desarrollo personal, sino una experiencia profunda de encuentro con Cristo vivida en comunidad.
Entre los asuntos pendientes que tendrá que activar León XIV figuran algunos que tienen que ver con Mallorca. El primero es el de su relevo al frente de la Diócesis. ¿Existe alguna posibilidad de que usted continúe?
Sinceramente, no se lo puedo decir porque no lo sé. Se me concedieron dos años más de prórroga y ese plazo ya se ha cumplido. Estoy a disposición de lo que se decida desde Roma. Mientras tanto, sigo con el mismo ánimo y dedicación que al principio. Hemos presentado un plan pastoral en enero, elaborado durante año y medio con participación de toda la diócesis, y está en marcha. Siempre he tenido la intención de dar mayor protagonismo a los laicos y, especialmente, a las mujeres en cargos de responsabilidad.
¿En que punto están las canonizaciones de Miguel Maura y de Ramon Llull, entre otras?
Ambas están a la espera. He visitado varias veces el Dicasterio para las Causas de los Santos y precisamente el día que se hizo pública la declaración de las virtudes heroicas de Maura yo estaba en Roma. En cuanto a Ramon Llull, sigue pendiente de decisión por parte del Papa. Son procesos lentos, pero seguimos trabajando.
¿Qué perfil concreto de obispo necesita la diócesis de Mallorca para los próximos años?
Alguien que esté muy atento a la realidad, que escuche a las personas, que visite a las comunidades y viva con sencillez. El Papa Francisco decía que el obispo debe ir delante para guiar, en medio para compartir y en la retaguardia para no dejar a nadie atrás. También dijo algo muy bello: que el pastor debe seguir al rebaño porque el pueblo tiene olfato para intuir el camino. Este ha sido siempre mi propósito: servir, acompañar y escuchar.
¿Qué legado le gustaría dejar al frente de la diócesis cuando se confirme su relevo?
Hay una frase del Evangelio que siempre me ha marcado a lo largo de mi vida: «Pasó por el mundo haciendo el bien», refiriéndose a Jesús. Esta frase es la mejor forma de expresar de manera resumida lo que he intentado hacer, con mis limitaciones y errores. Pido perdón por las veces que no he sabido actuar como el Señor quiere, pero esa ha sido mi intención: hacer el bien y servir. Si las personas han percibido así mi paso por la diócesis, solo puedo dar gracias a Dios.
El titular posa que Lleó XIV diu : "...hace política desde el Evangelio" . És que s' Església no ha de pintar RES a temes polítics. Aquí tenim un dels grans problemes, que en segons quin casos (de l' alta Església) barreja interessos privats amb la política, quan han de ser móns totalment distints !!! S'església hauria d'estar fent tota sa feina que fan la majoria d' ONGs al món, i associacions de serveis socials importants, i no fa més que 4 cosetes, sempre ajudades per l'Estat, com per exemple Càrites. No sou necessaris, més bé al contrari, sou un lastre per l'evolució de la humanitat i els pobles, per a un equilibri sa i correcte pel planeta Terra i el seu ecosistema.