La última víctima mortal del drama migratorio apareció este lunes en Cala Mesquida, Capdepera; un municipio costero de Mallorca que recibió el cuerpo sin vida de un joven que no portaba documentación alguna e iba vestido de un chaleco salvavidas de color naranja. Era, sin duda, un migrante. Una de tantas personas que se queda a mitad del camino. Una tragedia creciente en cifras y que va a ir a más, tal y como confirman los expertos.
El cadáver de Cala Mesquida se encontraba en un avanzado estado de descomposición y apareció sobre las 17:30 horas de la tarde del 17 de marzo. Dos horas después, alrededor de las 19:45 horas, se levantaba el cadáver y, como otros tantos, está ahora pendiente de autopsia y pruebas de ADN.
No había sido el único de la semana. Un día antes, esta vez en la playa de s'Arenal, había aparecido el cuerpo de otra persona. La Policía Nacional se hizo cargo de la investigación, aunque los indicios volvían a apuntar hacia las embarcaciones que cruzan el mar cargadas con personas que buscan una oportunidad en otro lugar. El hallazgo se produjo a las diez de la mañana a la altura del Balneario 14, donde varios turistas avistaron flotando el cadáver que, por su avanzado estado de descomposición, no permitía entrever si se trataba de un hombre o una mujer.
Imagen de la zona de la playa de s'Arenal de la Platja de Palma en el que este lunes ha aparecido un cadáver. FOTO: Pilar Pellicer
El sábado anterior ya se había hallado un cuerpo sin vida en Can Pastilla y días atrás en Cala Deià, un joven magrebí indocumentado de entre 17 a 20 años, además de en Cala Rajada, en la Platja de Son Moll; aunque sin duda el caso de la playa de Can Pastilla, una de las playas más populares y accesibles de ciudad, fue el más comentado. El viernes 14 de marzo, el cuerpo de una mujer se había localizado en el núcleo; al día siguiente, a las 08:10 de la mañana del sábado 15, unos turistas habrían encontrado una extremidad perteneciente a ese mismo cuerpo, una de sus piernas.
Unos turistas han encontrado la extremidad este sábado en la playa de Can Pastilla. FOTO: Jaume Morey
La playa de Llevant, en Formentera, recibía un nuevo cadáver en la arena y mientras tanto, una llamada avisaba a las patrullas marítimas y a los GEAS de la Benemérita al ver otro cuerpo en el mar en la zona de las Illes Malgrats, en Calvià. Esta última se definió como una falsa alarma pero quizá el cuerpo fue empujado por el agua a cualquier otro punto de la geografía balear. Aún así, tras varias horas de rastreo, los agentes encontraron un gran tubo medio sumergido que pudo confundir al vecino que avisó a Emergencias.
En el mes de febrero, la Policía Nacional abrió una investigación para saber qué había ocurrido con varios migrantes desaparecidos que viajaban en 'patera' hasta las costas de Ibiza. La embarcación se perdió en el mar debido a las condiciones meteorológicas y se pudo rescatar a varios tripulantes. Otros, no aparecieron. Sus compañeros contaron que al menos cinco personas saltaron al mar para salvar a una mujer que también cayó al agua. Ninguno de ellos volvió a la 'patera'.
El primero de esta grave oleada de cadáveres en lo que llevamos de año aparecía en Llucmajor; pocos días después de estrenar el 2025. Un testigo alertó a Emergencias tras ver el cuerpo de un hombre flotando en el agua. El avanzado estado de descomposición no permitió excesivos análisis, pero sí pudo desprenderse el origen, un hombre subsahariano. Posiblemente, correspondería a la patera vacía que arribó a Formentera poco antes de ese primer encuentro. Nadie iba a bordo. Muchos de ellos, siguen sepultados en el mar.