Denuncian que el personal de Ryanair impide subir al avión a una pasajera en Palma

La compañía le reclamaba un plus por el volumen de su equipaje, que redujo sin conseguir evitar quedarse en tierra y se cerrara el vuelo

Pantalla

Imagen de las pantallas del aeropuerto de Son Sant Joan. | Teresa Ayuga

| Palma |

La pasajera de un vuelo que en la tarde de este lunes cubrió la ruta entre Palma de Mallorca y Barcelona, operado por la compañía de bajo coste Ryanair, ha denunciado el trato recibido por el personal de tierra de la aerolínea en el aeropuerto de Son Sant Joan, dejándola en tierra al considerar que el volumen de su equipaje excedía el permitido por las normas de la empresa, un hecho que testigos del suceso niegan, toda vez que se aligeró su carga de diferentes formas para poder cumplir con el reglamento.

Una trabajadora mallorquina que debía volar este lunes a la ciudad condal se quedó finalmente en tierra, con un ataque de ansiedad, en palabras de su madre, quien tuvo que regresar al aeropuerto a recogerla, visiblemente afectada por una situación que fue presenciada por numerosos testigos, entre ellos los propios pasajeros del vuelo y personal aeroportuario y de seguridad, que intentaron ayudar a la mujer, quien asegura que su equipaje cumplía con los requisitos para embarcar y llegó incluso a suplicar de rodillas que la dejaran acceder a la aeronave, que despegó sin ella ante la inflexión de la persona responsable del embarque, quien a su vez le trasladó que iba a informar de la situación vivida antes de que la pasajera y parte reclamante lo hiciera por su cuenta.

«Sacó las cosas de la mochila y se puso ropa encima. Incluso los otros pasajeros protestaron al ver esta situación y se solidarizaron con ella, pero los empleados no dejaban que le ayudasen», asegura María, la madre de la protagonista, en un evidente estado de nerviosismo y «desesperada», en palabras de su familiar. «Si no pagaba los 50 euros, no subía, le decían. Se ha negado porque el equipaje cabía y le han prohibido entrar, han cerrado el vuelo y, pese a que les ha suplicado poder subir, incluso poniéndose de rodillas, no han querido», añade. «Le insistían en que no iba a subir y han cumplido con su amenaza», lamenta María, quien buscaba la manera de reclamar los derechos de su hija en la misma terminal.

A consecuencia de este incidente, esta pasajera tuvo que comprar otro billete para volar en la noche de este lunes hasta Barcelona con el fin de poder incorporarse a su puesto de trabajo.

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