Es una de las carreteras históricas de Mallorca, pues hasta la puesta en marcha del túnel de Sóller, era la vía principal de acceso a la Vall y su capital, además de una de las tres de entrada a la Serra de Tramuntana. La apertura, y posterior gratuidad, de la galería convirtió a la ruta por el Coll como una alternativa para cicloturistas, curiosos, turistas que buscaban buenas vistas de la bahía de Palma desde lo alto de la subida o los transportistas que acuden a una empresa de bebidas y embotelladora ubicada en la parte alta.
El paso de los años ha provocado un deterioro de la Ma-11a (denominación de la carretera del Coll, siendo la Palma-Sóller la Ma-11), especialmente en algunos tramos del inicio y la parte alta de ambas caras. El ser un lugar de paso de miles de cicloturistas ha elevado el volumen de tráfico en algunas épocas del año, pero las deficiencias que aparecen y tienen que ser subsanadas por el departamento de Carreteras del Consell de Mallorca ha llevado a la institución a actuar en esa emblemática carretera de ascensión y descenso del Coll de Sóller.
De esta manera, dentro del plan de actuación que llevará a cabo a lo largo de 2025 en diferentes carreteras de la Serra, la del Coll de Sóller no se queda fuera y se verá sometida a una serie de mejoras que elevarán su seguridad y permitirán poner en valor una ruta que décadas atrás era clave para la movilidad en la Isla, en especial para los vecinos de Sóller y Fornalutx.
Hoja de ruta
La actuación en cuestión forma parte de la estrategia por la que se invertirán 16 millones de euros, concentrados en una serie de carreteras de interés y gran incidencia media de circulación, especialmente durante algunos meses. Son las de Sa Calobra, Andratx-Estellencs, Bunyola-Orient y la del Coll de Sóller.
En esta última, las labores de mejora se iniciarán, salvo imprevistos, el próximo mes de septiembre, al igual que en otras de las vías que se someterán a estas reformas. El importe presupuestado para esta en cuestión es de 3'5 millones de euros y se ejecutarán a lo largo de dos fases: una primera desde la boca norte del túnel y hasta Sóller, y para dar paso a una segunda entre Alfabia y la boca norte del túnel de Sóller.
Los trabajos se concentrarán en la renovación del asfalto, de las barreras de seguridad y la señalización a lo largo de trece kilómetros de trazado, buscando remozar una carretera que, en lo que supone el Coll de Sóller, ha visto reducida ostensiblemente su incidencia media de vehículos diarios, pero que lleva cerca de un cuarto de siglo sin ser sometida a una intervención que permita adaptarla a los tiempos modernos y hacerla más segura, toda vez que en ocasiones también ha sufrido incidencias en forma de desprendimientos que han obligado a cortar temporalmente el acceso.