El precio de la vivienda de alquiler en Baleares ha subido un 9,3 % en el último año y la demanda no deja de crecer. El 26 % de los pisos que salen al mercado se arrendan en menos de 24 horas. Los inquilinos están tan desesperados que han rebajado sus requisitos.
«Alquilar una vivienda en un cuarto piso sin ascensor cuesta como mínimo un 10 % menos que una planta baja en el mismo bloque», explica Natalia Bueno, vicepresidenta del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria (APIs). Lo que para algunos se ha convertido en un lujo para otros es una necesidad insalvable. Las personas con movilidad reducida pasan por un auténtico calvario para encontrar una vivienda de alquiler en Mallorca. El panorama para las personas con discapacidades intelectuales o mentales no es mejor. Los prejuicios están a la orden del día.
«Tenemos personas trabajadoras con ingresos regulares que tendrían que poder permitirse vivir de forma autónoma pero tienen dificultades para encontrar viviendas que se ajusten a su presupuesto y cuando las encuentran a veces aún tienen que superar otra dificultad: los estereotipos sobre las personas con discapacidad intelectual», explica Lee-Anne Gomila, educadora del Servicio de Apoyo a la Vivienda de la Fundación Aproscom.
Colau Garí es uno de los usuarios de su servicio. «Yo antes de encontrar el piso en el que vivo estaba en las viviendas supervisadas de Aproscom Fundació. Esa experiencia me dio la oportunidad de salir de las viviendas supervisadas para pasar al Programa de Apoyo a la Vivienda. Buscaba un alquiler, pero era todo muy caro y hubo una trabajadora que me dijo que sus padres tenían un piso. Fuimos a verlo y el piso nos enamoró», dice. Garí se siente «afortunado».
«He tenido esta suerte, pero es complicado para las personas con discapacidad encontrar un piso de alquiler. Puede ser que sea porque las personas no se fían de nosotros, deben pasar pena de que les rompamos todo, o de que metamos a alguien en su piso, no sé por qué… Yo la verdad es que he encontrado a estos propietarios que son un diez y no tengo ningún problema con ellos», concluye.
Viviendas de protección oficial
Acceder a un alquiler de protección oficial tampoco es fácil. En estos momentos solo hay 155 viviendas adaptadas en el parque público de pisos de protección oficial en Baleares. «Aunque sobre el papel el porcentaje de viviendas adaptadas que se reserva para personas con discapacidad es de un 7 % nos encontramos con un problema añadido. Si en el momento en el que se convoca el concurso para adjudicar las plazas no hay personas con discapacidad que las soliciten, estas se les adjudican a personas sin discapacidad. Si al cabo de quince días una persona tiene un accidente, se queda en silla de ruedas y necesita una vivienda adaptada al salir del hospital no puede disponer de ella», relata Alessandro Marinelli, presidente de Impulsa Igualtat. Él quedó en silla de ruedas tras sufrir un accidente laboral en el año 2007. «La pregunta que deben responder las administraciones es ¿Cuántas de ese 7 % de viviendas protegidas están ocupadas por personas con discapacidad?», reflexiona.
Desde Impulsa Igualtat piden a las diferentes administraciones (Ajuntament de Palma, Govern y Consell) que habiliten viviendas de transición que puedan servir para que los ciudadanos que, bien por un accidente o por la progresión de una enfermedad, necesiten de forma urgente salir de sus casas. «Ya es bastante traumático tenerte que ir con una lesión medular traumática o degenerativa a tu casa, como para tener que enfrentarte también a ese problema al salir del hospital», reflexiona. Para Marinelli un recurso de viviendas adaptadas de emergencia «sería una solución de alojamiento para las personas con discapacidad mientras encuentran una vivienda adaptada o realizan obras para adaptar la suya».
Con motivo de la conmemoración este martes del Día Internacional de las personas con discapacidad, la Fundación Aproscom pone el foco en el drama de la falta de vivienda. 'Cases buides: Oportunitas d’autonomia' es el lema de la campaña con la que quiere concienciar a los propietarios para que dejen de lado los prejuicios y arrenden sus viviendas a personas con discapacidad intelectual.
Asproscom cuenta con un Servicio de Apoyo a la Vivienda, concertado con el Institut Mallorquí d’Afers Socials (IMAS) que acompaña en este momento a 60 personas de las comarcas de Llevant, Migjorn y Es Pla. «Queremos dar respuesta a la necesidad de una vivienda para las personas con discapacidad intelectual que quieren vivir de manera autónoma, un derecho fundamental reconocido en la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las personas con Discapacidad. Se trata de personas adultas que tienen capacidad económica para asumir un alquiler y que son usuarias del Servicio de Apoyo a la Vivienda», explica Eva Francisco, responsable de comunicación de la fundación.
El servicio residencial de apoyo a la vivienda del IMAS ofrece orientación y apoyo a las personas con discapacidad igual o superior al 33 % que viven solas, en pareja o que conviven con otras personas con discapacidad, dependencia o problemas graves de salud. Ofrece una atención flexible adaptada a sus necesidades y gestiona plazas en residencias y en viviendas de apoyo o tuteladas de distintas entidades como Amadip Esment, Aproscom, Coordinadora, Mater, Asprom y Abdem.
Pere Rotger, presidente de la Fundació Joan XXIII de personas con discapacidad intelectual de Inca habla de las «largas listas de espera» a las que se enfrentan los usuarios que pasan por el IMAS. «El IMAS hace los informes y nos los deriva a nosotros pero la lista de espera para acceder a viviendas supervisadas es interminable y muchas veces el perfil que mandan es heterogéneo. Hay mucha diversidad y la convivencia no es fácil», reflexiona.
La atención habitacional a las personas con discapacidad en Mallorca contempla tres alternativas en estos momentos: la residencia (para los casos más graves). La vivienda supervisada y el apoyo a la vivienda.
Es en el tránsito de la vivienda supervisada al apoyo a la vivienda donde los usuarios se dan de bruces con los precios del mercado y los prejuicios de los arrendadores. «Algunos piensan que vamos a tener mayores impagos o que tendrán problemas para desalojar», lamenta Alessandro Marinelli, presidente de Impulsa Igualtat.
Para Impuls Igualtat hay una cuarta opción que no se está teniendo en cuenta. «Hay un vacío entre el modelo de vida residencial y el de vivienda. Nosotros reivindicamos la figura del asistente personal para poder vivir de forma independiente pero también hay una figura, parecida al cohousing o al coliving, que permitiría que las personas con discapacidad pudieran vivir de forma independiente con sus habitaciones privadas, pero compartiendo espacios comunes como la sala de estar o la cocina y con la posibilidad de compartir a la vez apoyos comunes como el asistente. Sería un paso intermedio entre el modelo de residencia y el modelo de vida en una vivienda propia que permitiría desterrar la soledad no deseada, uno de los principales problemas que sufre nuestro colectivo», añade Marinelli.
Explica que en Mallorca hay varias entidades, entre ellas Impulsa Igualdad (a través de AFAIM) que están reivindicando un marco legal para que pueda haber este tipo de alojamientos.
Entre los posibles cambios normativos que ayudarían a paliar esta problemática Natalia Bueno, vicepresidenta de los agentes de la propiedad inmobiliaria sugiere también la posibilidad de que los propietarios de pisos que decidan alquilar sus viviendas a personas con discapacidad puedan beneficiarse de desgravaciones fiscales.