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Baleares se sitúa a la cabeza de Europa en absentismo laboral

Los costes económicos totales de las bajas consumen cerca de un 10 % del PIB autonómico

César Amable (presidente de PIMEM-Restauració), Jordi Mora (presidente de PIMEM) y Josep Ginesta (secretario general de Pimec).

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Baleares se sitúa a la cabeza de la UE en absentismo laboral, por delante de la media española y bastante alejada de la europea. Si el Archipiélago computara como un país, se situaría en la quinta posición en un hipotético ranking continental, solo por detrás de Noruega, Bélgica, Portugal y Alemania. A nivel de los costes económicos totales, las bajas laborales suponen un dispendio de entre 1.700 millones y 3.300 millones de euros, es decir, entre un 5 % y un 9,4 % del PIB de las Islas (de unos 35.000 millones de euros). Una cantidad que engloba todas las derivadas económicas de las bajas, incluyendo prestaciones de la Seguridad Social, coste de sustitución para las empresas o valor de los bienes y servicios que se han dejado de producir.

Así lo refleja el informe presentado hoy por la Federación de la Pequeña y Mediana Empresa de Mallorca (PIMEM) en colaboración con la patronal catalana de las pymes, PIMEC, cuyo secretario general -y ex secretario general de Trabajo de la Generalitat-, Josep Ginesta, ha presentado los resultados de dicho estudio en compañía del presidente de la patronal mallorquina, Jordi Mora, y el presidente de Pimem-Restauració, César Amable.

«Es un problema real para la economía», ha señalado Ginesta para explicar que se trata de un fenómeno que se ha radicalizado en los últimos años. «El gran drama comienza en la pospandemia». A las empresas, asegura, «les cuesta encontrar gente y que esta gente tenga formación. Y cuando la encuentra les cuesta mucho que no se pongan de baja». El fenómeno del auge del absentismo laboral ha corrido parejo al de la Gran Renuncia o la Gran Dimisión (el exagerado aumento de las bajas laborales voluntarias o definitivas) registrado en EEUU y Europa tras la salida de la crisis sanitaria desatada por la COVID. Según reflejan las estadísticas, el absentismo se incrementa cuando el PIB crece y cuando la tasa de paro es reducida. Y a la inversa, decrece cuando el paro aumenta. «Tiene mucho que ver con las expectativas de las personas en el mercado laboral».

En el caso de Baleares, las bajas se alargan como consecuencia de una población envejecida, ya que la edad es una variable decisiva en el tiempo de duración de las mismas (a mayor edad, más se prolongan). Las dos patologías más recurrentes están relacionadas con el sistema osteomuscular y con la salud mental, aunque un factor diferencial que explica el alargamiento de las bajas es el déficit de personal del sistema de salud pública. Baleares fue en 2023, de hecho, la séptima comunidad con un mayor tiempo medio de espera para ser atendido en el sistema nacional de salud: 125 días. En ese sentido, el diagnóstico coincide con el de los sindicatos; sin ir más lejos, CCOO se ha referido esta semana a este problema como una causa indisociable del absentismo laboral.

Además, el sindicato también apunta a los periodos de mayor actividad económica, máxime con las empresas faltas de personal. No obstante, el análisis sindical llega aquí a un punto del que la patronal se desmarca: el de las sobrecargas laborales, derivada del contexto previamente descrito y a la vez causa última del aumento de las bajas. Sobre todo teniendo en cuenta que las dos principales patologías son las dolencias osteomusculares y la salud mental, esta última relacionada con el estrés en muchas ocasiones. El veredicto del sector empresarial es claro. «El problema no tiene que ver con la sobrecarga laboral». Ginesta afirma que a pesar de que se trata de «un argumento recurrente de CCOO», la realidad es que «el día a día de una empresa está protegido y regulado por ley». Por tanto, argumenta, «decir que las bajas son por sobrecarga es decir que se está explotando a los trabajadores y eso no sucede; una cosa es que haya falta de personal, pero en ningún caso se puede decir que tenga una relación directa con las bajas». La prueba de que no existe esa relación, indica, es que no se registran denuncias por sobrecarga laboral. Al menos, de una manera «que pueda ser visualizada de forma generalizada».

Al hilo de estas reflexiones, Ginesta y Amable han puesto el foco en un sistema sanitario que, principalmente por falta de medios y de tiempo suficiente de sus profesionales, ha hecho sedimentar un marco en que obtener la baja laboral es extremadamente sencillo, y tampoco se realiza un seguimiento detallado. Por otro lado, han incidido en las responsabilidades que sí se pueden achacar a los empresarios en el crecimiento de este fenómeno. En ese sentido, abogan por una mayor sensibilización de las empresas que se traduzca en actividades preventivas, tales como la mejora de los conflictos internos (se cree que las malas relaciones personales entre propietarios/jefes y subordinados es una causa de baja significativa) o de servicios de atención internalizados: la incorporación de un servicio de fisioterapia en empresas de determinados sectores, asegura Ginesta, puede dividir entre diez los costes anuales del absentismo. Los pluses por una asistencia continuada al trabajo, por otro lado, se están convirtiendo en un complemento salarial cada vez más habitual entre las empresas.

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