«Sa Nostra era demasiado pequeña. Si hubiera provisionado la operación de Sotohermoso en lugar de hacerse con las acciones no hubiera podido entrar en BMN y hubiera sido intervenida por el Banco de España». Los expertos que analizaron las cuentas de la caja propuestos por los acusados defendieron ayer en la Audiencia Nacional que no existía otra alternativa a la financiación al grupo y a la posterior adquisición del cien por cien de las participaciones. La tesis es similar a la que ya plantearon los acusados: la entrada en la inmobiliaria se produjo en 2006, en pleno boom del ladrillo y la llegada de la crisis deterioró con rapidez los activos. «A toro pasado es fácil juzgar», según uno.
El problema para Sa Nostra a principios de siglo, señalaron era cómo crecer ante el riesgo de «morir de pequeño». De ahí que, como otras cajas se decidiera por la inversión en ladrillo de la mano de empresas participadas. Sin embargo, la crisis torció esas operaciones. Preguntados por la fiscal, indicaron que aprovisionar la deuda de Sotohermoso y dejar de financiar no era una alternativa. De cara a la disolución en BMN, la caja tenía un tamaño menor que sus socios y solo suponía un 13 por ciento del capital. De haber aprovisionado 50 millones más, según uno de los peritos, hubiera quedado fuera de ese paraguas y hubiera terminado intervenida por el Banco de España. BMN terminó también disuelta en Bankia y esta en La Caixa.
En la jornada también terminó la declaración de la inspectora del Banco de España, con tensos interrogatorios por parte de las defensas. Insistió en que no existió ningún control de los millones entregados a Sotohermoso para financiar sus actividades. «El riesgo es que todo se haya desviado». Sin embargo, no pudo concretar si se desviaron o no, sino que habla de un «riesgo potencial».
El tribunal de la Audiencia Nacional ha terminado ya la práctica de toda la prueba personal en el juicio. Retoma las sesiones la próxima semana para finalizar la vista con la documental, conclusiones e informes.