«51 años de espolio». Ese ha sido el crítico lema que una veintena de perseverantes antimonárquicos ha escogido este lunes para manifestarse durante la llegada de los invitados por la Familia Real a la recepción en Marivent, en la más que tradicional protesta para reclamar que el palacio vuelva a ser un museo, pues el régimen franquista lo cedió como residencia a don Juan Carlos y su familia el 4 de agosto de 1973. «Cada vez hay más interés por el tema; me sorprende la cantidad de medios que nos preguntan, es algo que hace cinco años no pasaba», ha asegurado la secretaria de Recuperem Marivent, Lina Torres.
En medio de un gran despliegue policial –casi había más agentes desplegados por la zona que manifestantes– han sacado una gran bandera republicana, pero no ha sido la única. Varios asistentes portaban la estelada negra, basada en la que usó el bando austracista durante la guerra de sucesión, sobre todo en el sitio de Barcelona de 1714, como señal de no desfallecer y de lucha sin tregua ni cuartel. También había una estelada independentista y algunos portaban una imagen destrozada de Aurora Picornell reconstruida en referencia al presidente de Parlament, Gabriel Le Senne, de Vox, que en un arrebato rompió una foto de la sindicalista asesinada por falangistas.
Los manifestantes han cantado varias glosses con las que ironizaban sobre la okupación de Marivent por parte de Felipe VI, mientras una mujer, con gorra, gafas de sol y una camiseta del Real Zaragoza, ha gritado «¡Viva España!» cuando pasaba por delante. Poco después, otra mujer, que iba de copiloto en un coche, ha sacado el dedo a los concentrados que, imperturbables, coreaban: «¡Independencia!».
La recepción se ha producido sin ningún incidente, y lo más destacable ha sido la perseverancia que un año más han mostrado los miembros de las entidades convocantes, que han repetido otra vez. «Aquí estaremos el próximo verano», ha prometido un asistente después de cantar, como ya hicieron en 2023, un Bella ciao adaptado contra el Monarca.