«Mallorca me está echando». Así describe Javier Maraver la situación que está viviendo y que le ha empujado a tomar la decisión de marcharse de la Isla, tras 25 años viviendo aquí y haber formado una familia. El motivo son los por los elevados precios de la vivienda y la incertidumbre que le genera estar de alquiler.
Javier tiene un pequeño apartamento en propiedad en Alaró, pero es muy pequeño para vivir con su mujer y su hija; lo tiene arrendado por 450 euros. Por este motivo, decidieron irse de alquiler a una finca de Binissalem; llegaron a un acuerdo con la propiedad para abonar 740 euros mensuales a cambio de encargarse del mantenimiento y de todos los desperfectos que fueran surgiendo. Sin embargo, la intermediaria le comunicó el pasado mes de febrero que tenía un año para abandonar el inmueble, pese a que su contrato no finalizaba hasta 2025, ahora en Mallorca se alquila al mejor postor. «De un día para otro nos dijo que teníamos que ir porque la propiedad quería residir allí; el dueño había muerto hacía poco y lo llevaban sus hijos», expone.
Ante esta situación, se puso a buscar inmediatamente otro hogar. Reconoce que gracias a ser funcionario no tuvo muchas dificultades. Sin embargo, ahora paga bastante más por un inmueble más pequeño: exactamente, 1.100 euros por una casa de 75 metros cuadrados y un trocito de terreno». Javier destaca que «el mismo día que salió al mercado este inmueble ya tenía ocho o diez visitas».
La mala experiencia que ha tenido hace poco, le hace sentir intranquilo. «Es una vergüenza lo que está ocurriendo en Mallorca», recrimina. Además, asegura que muchas personas no quieren venir a trabajar y resalta que hay plazas de profesiones esenciales -como médicos, pediatras o policías- muy difíciles de cubrir porque los profesionales no rechazan venir a la Isla para no tener que destinar gran parte de su sueldo a la vivienda. A su modo de ver, «esto va al colapso total. Mallorca va a ser una Isla para ricos y los trabajadores vivirán en guetos».
En alguna ocasión se ha planteado comprarse una vivienda, pero los elevados precios han motivado que descarte esta idea. «Yo ya tengo una edad (50 años) y no quiero estar jubilado y pagando una hipoteca». En este punto, también critica que los precios son mucho más elevados que en la Península. Javier es muy crítico con la falta de actuaciones de los gobernantes, de todos los colores políticos. «Aquí no se defiende nada, sólo el dinero», concluye.