El alquiler de vivienda en Palma alcanzó el pasado mes de junio su precio máximo histórico, 16,15 euros por metro cuadrado. En un mercado cada vez más inaccesible para la mayoría de ciudadanos, la cosa se complica aún más para los estudiantes que buscan casa en Ciutat. Son mayoritariamente universitarios procedentes de las otras Islas, pero también jóvenes de los pueblos más alejados de la Part Forana debido a las carencias históricas del transporte público en Baleares.
Los estudiantes se dan de bruces con una oferta casi inexistente (dicen los expertos que el alquiler temporal a estudiantes tiende a desaparecer) y de otra deben competir, cada vez con un mayor segmento de población adulta, abocada a compartir piso debido a los altos precios y los bajos sueldos que cobra. Beñat del Coso de Idealista explica que «desde el año 2007 observamos que la edad de las personas que viven en pisos compartidos ha ido en aumento. Entonces la edad media estaba ya en 28 años (ya nos pareció muy alta) y en 2022 había subido a los 32 años. Lo que en principio parecía una solución de emergencia para momentos de dificultades se ha convertido en algo habitual».
Aunque Idealista no trabaja el concepto de piso de estudiantes, sus mediciones de las tendencias de mercado arrojan algo de luz sobre la situación que viven los jóvenes cuando se lanzan a buscar piso en Palma para estudiar de septiembre a junio. Todos los ojos están puestos ahora en la subida del euríbor. Solo el tiempo dirá si, tal y como ocurrió en 2008, familias ahogadas por la inflación se animan a alquilar alguna de las habitaciones de sus viviendas familiares para poder sobrevivir.
«Los arrendamientos de vivienda para estudiantes quedaron fuera del concepto de arrendamiento de vivienda en la nueva Ley de Arrendamientos Urbanos. Tienen el mismo tratamiento que los alquileres de naves, locales y despachos y en consecuencia son cada vez menos atractivos para los arrendadores que no pueden beneficiarse por ejemplo de incentivos como la desgravación que ha anunciado el nuevo Govern», dice Bernat Seguí, secretario del Colegio de Administradores de Fincas de Baleares.
Seguí explica que además los pisos estudiantiles deben estar amueblados y los pisos amueblados (con independencia del tipo de inquilino) hace tiempo que están desapareciendo del mercado del alquiler en Baleares. «Este año estamos viendo una dificultad general para encontrar vivienda de alquiler, también para los estudiantes. Cuando ponemos un anuncio no lo dejamos activo más de media hora porque nos colapsan el teléfono», dice Seguí.
El secretario de los arrendadores lamenta que «no hay vivienda en el mercado porque lamentablemente no hay estímulos suficientes para los propietarios. La gente se desanima y saca sus viviendas del mercado». Para Seguí «ni siquiera es una cuestión de precio, hay desesperación, la gente intenta alquilar al precio que sea, hay una auténtica necesidad y se ha perdido toda lógica».
El perfil de los estudiantes que buscan piso en Palma no ha cambiado. «Generalmente vienen grupos de jóvenes que ya se conocen de antes y que buscan alquilar juntos un piso para compartir mientras estudian. Vienen acompañados de sus padres. Son de la Part Forana, de los pueblos más alejados de Palma, pero sobre todo de Menorca e Ibiza», dice Bernat Seguí. «Algunos de los de Mallorca (con la mejora que ha habido de la red de transporte público y ante la dificultad de encontrar casa) muy posiblemente no llegarán a vivir en Palma pero aún hay pueblos con mala combinación de transporte para llegar a la UIB y no todos tienen la posibilidad de conducir», dice.
La residencia de la UIB
En plena crisis de stock y guerra de precios las residencias de estudiantes (un mercado minoritario si se compara con el de ciudades universitarias como Madrid, Granada, Barcelona o Salamanca) son ahora un negocio en auge en Mallorca. En estos momentos se está construyendo una nueva residencia privada en Son Moix y existen varias pequeñas residencias en Palma, además de la residencia pública de la UIB.
La Universitat de les Illes Balears (UIB) tiene una residencia de estudiantes con capacidad para 103 alumnos. Está situada en el edificio Bartomeu Rosselló-Porcel dentro del campus. Las instalaciones están gestionadas por la Fundació Universitat-Empresa de las Illes Balears. La mayoría de estudiantes que residen en la UIB son mujeres (un 64 %) procedentes de Ibiza. Le siguen los jóvenes procedentes de Menorca, Mallorca, Cataluña y Valencia. Los estudios que más demandan son Educación Primaria, Biología, Bioquímica, Medicina y Psicología. El 42 % de los residentes viven en la UIB mientras estudian primero de carrera. La cifra baja al 29 % a partir del segundo curso.
Los precios de la residencia oficial de la UIB varían desde los 452 euros al mes (para los alumnos mallorquines que se alojan solo de lunes a viernes) y los 610,73 euros al mes para los estudiantes que utilizan el alojamiento todos los días de la semana. En ambas tarifas se incluye el desayuno. A estos servicios básicos se les pueden sumar algunos extras como el servicio de limpieza (30,42 euros), comida (183,22 euros para siete días y 131,19 euros para cinco días) o pensión completa (315,55 euros para siete días y 225,07 euros para cinco días).