Juanjo Garau (Palma, 1994) comenzó a relacionarse con las ingenierías al cursar el doble grado en Industrial y Telecomunicaciones. Realizó estas carreras en la Universitat Politècnica de Catalunya y, en un principio, no entraba en sus planes lo que ha conseguido: ser el primer mallorquín en obtener un doctorado de la Escuela de Ingeniería del prestigioso Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), considerada una de las mejores universidades del mundo.
«Hice una investigación previa y hablé con gente para saber si había habido más mallorquines en conseguir un doctorado en mi departamento. Lo único que encontré fue una menorquina, pero no mallorquines», explica el ingeniero. Cuando se enteró de que era el primer mallorquín, dice que no le dio tanta importancia porque la noticia le vino en la recta final de su tesis. Pero reconoce que «lo que más ilusión me haría es ser el primero de muchos mallorquines».
El pasado martes defendió su tesis doctoral sobre la robustez de los sistemas de aprendizaje por refuerzo. Es uno de los diez temas a escoger dentro de la línea de investigación en Sistemas Autónomos. Garau completa así cinco años de estudios en el MIT, el primero dedicado al Máster en Ingeniería Aeroespacial y los últimos cuatro, al doctorado. Llegar a esta prestigiosa universidad le vino casi sin de golpe. Tras cursar el doble grado, en 2017, le propusieron acabar su trabajo final en el MIT, en Boston y se animó a hacerlo. Su trabajo lo enfocó en el diseño de internet de las cosas en un aeropuerto, según explica, y esta fue la llave de acceso a esta institución estadounidense.
Inteligencia artificial
Este ingeniero ahora va camino de meterse hasta el fondo en la Inteligencia Artificial (IA). En septiembre empezará a trabajar en una empresa como investigador y asegura que «mi futuro profesional estará enfocado en la IA y no tanto en Ingeniería Aeroespacial». Explica que el propio MIT está muy enfocado en este campo. La asignatura Aprendizaje Automático (machine learning) del MIT, que forma parte de la rama de la IA, «es la más demandada por los estudiantes en estos momentos», apunta Garau.
Desde su punto de vista, «soy optimista con la inteligencia artificial porque tiene mucho potencial para ayudarnos a investigar contra enfermedades o, por ejemplo, en el contexto de la Ingeniería Aeroespacial para la exploración espacial. Puede tener, en general, muchos beneficios para la sociedad. Sí que es verdad que se han identificado los errores, pero muchas veces la tecnología consiste en esto. Hay que tenerlos en cuenta, resaltar los riesgos y para ello trabajar en consenso con la gente que tiene el poder de decisión, para hacer uso de la IA de forma consciente», opina.