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Los lugares más calientes del verano mallorquín

Los rincones más icónicos de la Isla se exponen en los próximos meses a una problemática presión humana y de circulación

Imagen de los saturados accesos al Caló des Moro, en Santanyí. | Jaime Mora

| Palma |

La llegada del verano y la masificación turística que se avecina en Mallorca hace temer que se vuelvan a repetir imágenes que dieron incluso la vuelta al mundo y que dejan patente la elevada presión humana y de circulación que debe soportar la Isla en verano, cuando decenas de miles de visitantes llegados desde todos los rincones del planeta llegan para disfrutar de sus playas y de lugares icónicos. Unos rincones que, en ocasiones sufren esa marabunta humana, llegando a desbordarse hasta dejar situaciones y momentos inimaginables tiempo atrás.

Atascos de tráfico, accesos y playas saturados de vehículos mal estacionados, teniendo en cuenta que la flota automovilística se multiplica con coches de alquiler durante los meses de temporada alta -junio a septiembre-, miradores que reúnen a cantidades ingentes de visitantes para vivir o captar amaneceres o atardeceres únicos... Son demasiadas las incidencias que se han sucedido, antes y después del impás que supuso la pandemia.

El Mirador des Colomer, a primera hora de la mañana del pasado verano.

Los meses punta del estío de 2023 traerán consigo cifras de récord en ocupación turística. Algo que repercutirá en zonas que son emblemáticas y no pueden dejar de visitarse si se pasa por Mallorca. Esos puntos calientes del verano están muy localizados en algunos casos, ya se han tomado medidas para frenar la presión. La muestra es Formentor, donde se ha limitado el acceso entre junio y septiembre, apostando por la alternativa de buses lanzadera hacia la playa y el faro.

A medio camino, el Mirador des Colomer reúne a visitantes dispuestos a disfrutar de sus vistas fuera del horario de corte de la carretera. También es punto de encuentro Sa Foradada, desbordada veranos atrás, de la misma manera que el caso antiguo de Palma, especialmente cuando se activa la ‘Operación Nube' y los turistas cambian el turismo de sol y playa por el urbano. Ahí se presenta como zona preocupante la Vía de Cintura, castigada habitualmente por los atascos, que pueden ser más graves por las obras del Passeig Marítim.

Numerosos turistas, en el atardecer en el mirador de Sa Foradada. Foto: Miquel Àngel Cañellas

Calas y playas son el gran foco de atracción. Las colas en el Caló des Moro fueron el emblema de una satuiración que puede llegará a otros parajes que son noticia por ello, como Cala Varques, Es Trenc y Ses Covetes o Es Caragol, sin dejar de lado la problemática vivida en Alcanada con las caravanas o la serpenteante complejidad de Sa Calobra, con el Torrent de Pareis como reclamo final tras una ruta en la que la limitación de tráfico también ha estado sobre la mesa.

Principales focos de masificación en Mallorca

Caló des Moro

Sin duda, las imágenes de las colas para acceder al Caló des Moro el pasado verano marcaron un punto de inflexión, llevando a tener que tomar medidas por parte de las autoridades a la hora de moderar una situación que se había descontrolado, llegando a hacerse hasta colas de cuatro horas para poder bajar. Es uno de los lugares más codiciados, pero la complejidad del acceso y el volumen de visitantes que se acumularon hicieron imposible poder disfrutar de la idílica cala del municipio de Santanyí, en la que se reguló el acceso de bañistas y visitantes.

Es Trenc / Ses Covetes

El arenal más extenso de la Isla es un reclamo para los mallorquines, pero no pasa inadvertido para los turistas, que saben de la belleza y singularidad de un paraje que también se convierte en un imán para los visitantes. Y, con ello, los accesos por Ses Covetes y los párkings se convierten en un punto caliente y un atolladero, generando malestar entre los vecinos. Un bus lanzadera pareció la opción más limpia para despejar unos caminos que volvieron el pasado verano a llenarse de coches y veraneantes que optaron por hacer a pie el camino. La saturación llega también al mar, pues las embarcaciones de recreo pueblan la costa a lo largo de varios kilómetros.

Cala Varques

También se convirtió en uno de los emblemas de la saturación, viendo la carretera de acceso llena de vehículos mal aparcados. Cala Varques es otro enclave que sufre la saturación del verano mallorquín. Ahí sí que ha tenido que tomar cartas el Ajuntament de Manacor, con el 'Pla Especial per a l'adequació de l'accés a Cala Varques i dotació d'aparcament de vehicles'. Una medida que desembocó en la aprobación de la creación de un aparcamiento para 32 vehículos y 15 bicicletas en el camino de acceso.

Mirador des Colomer

La zona de Formentor es la que más actuación por parte de las autoridades ha tenido que sufrir para ver frenado el caos. Las restricciones de tráfico desde los meses de junio a septiembre ayudan a mitigar los problemas, aunque fuera de esas franjas de limitaciones, marcos como el Mirador des Colomer se convierten en un gancho demasiado atractivo, especialmente en los amaneceres, cuando se concentran turistas y residentes, con tráfico abierto, para poder disfrutar del lugar y sus vistas al salir el sol, y algunos de ellos incluso pudiendo acceder al resto del trazado, con la playa de Formentor o Cala Figuera y Cala Murta como atractivos. Las limitaciones de circulación hacen que la carretera al faro no sufra las peligrosas retenciones en su tramo final.

Es Caragol

Camino del faro de Cap Salines, las cristalinas aguas de la playa de Es Caragol también cuentan con muchos adeptos y llaman la atención de los turistas, que se suman a los mallorquines que veranean o residen en la zona. También sufren sus accesos el peso de la llegada de los visitantes, e incluso apareció en su día un yate varado en la arena, ya que es un espacio muy preciado por quienes tienen la posibilidad de llegar a través de su embarcación, como lo hacen los que eligen Es Trenc o Ses Covetes y Sa Ràpita.

Sa Foradada

La costa de la Serra Nord es otro gran atractivo turístico de Mallorca. Y las vistas desde el mirador de Sa Foradada se erigen en uno de los principales puntos de encuentro, especialmente de turistas que lo visitan al atardecer, cuando la caída del sol en ese rincón resulta espectacular, como acontece no muy lejos de allí, en el Port de Valldemossa. También causaron enorme impacto las imágenes del mirador lleno a reventar, algo que deja también su huella en los acceso y el tramo de la carretera Ma-10 por el que se llega, que experimenta un volumen de tráfico excepcional en esas horas del día en los meses de verano.

Palma: casco antiguo y accesos

Pasar por la capital es imprescindible si se visita Mallorca. Muchos lo hacen, además, llegando en los cruceros que pueblan el puerto de Palma, teniendo la Catedral como puerta de acceso al casco antiguo, que vive una actividad frenética en los meses de estío. Más, cuando se pone en marcha la ya popular 'Operación Nube', que colapsa los accesos y los aparcamientos públicos de la ciudad. Los turistas que no pueden disfrutar del sol cuando llegan jornadas nublosas o llueve, eligen Palma y el caos puede estallar. Este verano, además, las obras del Passeig Marítim pueden agravar la situación, generando incidencias más serias de lo normal en una Vía de Cintura que vivirá también un crecimiento exponencial del volumen de tráfico rodado en los meses que se avecinan.

Alcanada

El Nord de Mallorca no se libra de esta vorágine de visitantes ni de la problemática de la masificación que afecta a varios rincones de la Isla. En Alcudia, llamó la atención la aparición y la concentración de caravanas, lo que llevó al ayuntamiento a tomar cartas en el asunto e instalar protecciones para evitar que se instalaran en Alcanada, uno de los lugares de veraneo tradicionales de los habitantes de la zona, generando además un peligro añadido de incendio en un espacio singular y cuya tranquilidad de vio afectada por la aparición en escena de este nuevo perfil de visitantes a motor.

Sa Calobra / Torrent de Pareis

Asociar Mallorca a Sa Calobra resulta fácil. La espectacularidad de la carretera que da acceso a ese lugar tan visitado, por tierra y mar, y la belleza incomparable del Torrent de Pareis hacen que sea un lugar en el que ya se ha intervenido para intentar frenar la masificación de visitantes, que comparecen en autocares, coches, incluso motos y gracias a las golondrinas que salen desde el Port de Sóller. Precisamente, la capital de la Vall es otro lugar que soporta en los últimos años una importante presión humana en la temporada alta del turismo. Las limitaciones de aparcamiento en Sa Calobra y de espacio en la playa del Torrent de Pareis, unidos a la complejidad del trayecto, lo hacen más singular todavía.

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