Los programas del Institut Mallorquí d'Afers Socials del Consell de Mallorca Housing First y Housing Led, desarrollados por la Alianza Hogar Sí- Proviviendas que luchan contra el sinhogarismo, están en alerta roja: no encuentran pisos con alquileres «asequibles» para ubicar a los usuarios, en lista de espera para acceder a un hogar temporal. Tienen hasta el 31 de junio para encontrar 33 viviendas más entre los dos servicios.
Housing First prioriza las viviendas de una o dos habitaciones para ubicar a un usuario del programa. El precio de alquiler máximo que pueden pagar es de 900 euros, «pero no encontramos nada legal por ese precio», asegura Eva Pons, la coordinadora del programa. De hecho, apunta que la situación es igual de crítica en el resto de municipios, ya que, debido a los altos precios de los alquileres en Palma, están pensando en expandir a la Part Forana el programa.
Tienen que llegar a las 40 viviendas y solo han conseguido 10 pisos. En el caso de Housing Led, servicio que ofrece una vivienda compartida para dos o más personas, cuenta con un presupuesto mayor, de hasta 1.200 euros, pero según el coordinador de este programa, Nicolas Naury, llevan meses buscando viviendas con estas condiciones sin éxito. Cuentan con 18 viviendas y necesitan encontrar tres más para llegar al objetivo antes de junio. «Estos programas son modelos para combatir el sinhogarismo en Mallorca. Consiste en trabajar con los usuarios pero desde la vivienda», explican los coordinadores, una alternativa a los centros de acogida convencionales y que apunta a ser la estrategia del futuro.
Inmobiliarias
Donde más inconvenientes encuentran los trabajadores de ambos programas es a la hora de buscar pisos a través de inmobiliarias. «A veces nos dificultan mucho llegar a un propietario» asegura Eva Pons, y destaca en este sentido que «lo más eficaz es el boca a boca». Sin embargo, en los últimos años reconoce que cuesta llegar a ellos, y más teniendo en cuenta que la mayoría destinan inmuebles al alquiler vacacional gran parte del año.
«Creemos que desde la pandemia se ha intensificado este problema de la vivienda. Y aunque ahora ha mejorado el mercado laboral, al final es temporal, por lo que tampoco hay tantos pisos disponibles», reflexiona Pons.
Los coordinadores recuerdan a los futuros propietarios que el dinero se paga a principio de mes con dinero procedente de las arcas públicas y que semanalmente los trabajadores sociales visitan a los usuarios para cumplir con un seguimiento. Ante todo, puntualizan que son servicios que prestan una vivienda de forma temporal al usuario, hasta que recupere su autonomía y vida normalizada.