Recién llegada de isla canaria de La Palma, Rosana Morillo no cree que se vaya a ver afectada por el cambio del titular del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, Héctor Gómez, que sustituye a Reyes Maroto en el cargo. Ella representa «la estabilidad» en un departamento clave para la economía balear y para el resto del Estado; más en un ejercicio que tiene todos los visos de confirmar la recuperación del sector con cifras de visitantes superiores a la prepandemia. Durante la conversación queda claro que Baleares, por sus características especiales, son una excepción con respecto al conjunto del Estado y que requiere de políticas turísticas específicas. La situación estratégica de las Islas con respecto al continente europeo hacen que se mantengan como un objeto de deseo para millones de personas desde hace más de sesenta años, un liderazgo turístico del que no será fácil desbancarlas.
Acaba de estrenar ministro, el canario Héctor Gómez, tras la salida de Reyes Maroto, ¿qué tal el cambio?
—La acogida ha sido muy buena por parte de todo el sector turístico. Con su nombramiento estarán representados en el Ministerio los dos archipiélagos turísticos. El gesto confirma la sensibilidad del presidente Sánchez con respecto a la importancia del turismo.
¿Cree que le afectará como secretaria de Estado?
—Pienso que la continuidad está asegurada (los secretarios de Estado no cesan con el ministro), desde el primer momento se ha querido trasladar una imagen de estabilidad en el Ministerio; esta crisis de Gobierno no ha provocado grandes cambios.
Hablemos de las previsiones para esta temporada turística en Baleares, se vuelve a hablar de cifras récord...
—La expectativas son muy buenas, los dos principales mercados emisores, Gran Bretaña y Alemania, se están portando muy bien. Para este año la oferta de plazas de las compañías aéreas ha aumentado el 5%, mientras que las búsquedas de ofertas por internet sólo de Mallorca han aumentado un 17%. Habrá que ver cómo se distribuye esta demanda a lo largo de la campaña.
Es buena conocedora de las exigencias políticas y sociales de un decrecimiento del turismo en las Islas, la sensación de agobio durante el verano lo comparten muchos residentes...
—La estrategia en Baleares no debe ser continuar creciendo, se trata de una sector muy maduro en un territorio limitado, la clave es diversificar la oferta más allá del sol y playa y tratar de evitar los picos de demanda. El Consell de Mallorca ya ha dicho que no se ampliará el número de plazas turísticas.
¿No es contradictorio con el aumento de plazas de avión? AENA no deja de ofrecer ‘slots' para que lleguen más aviones, de la impresión de que hay descoordinación institucional.
—La apuesta debe ser por la desestacionalización, prolongando la temporada, y ser capaces de ofrecer un producto diferente.
¿Hay que acabar con el turismo vacacional? Para algunos es uno de los focos del problema o que favorece todavía más la saturación
—El Ministerio está a favor del alquiler vacacional legal, es decir, el que cumple con las condiciones de cada territorio y combatir al mismo tiempo la oferta ilegal, que es el que genera perjuicios al conjunto de las Islas y a los propios vecinos. Mire, desde la Unión Europea ya se está trabajando en una propuesta que regulará la información que deben ofrecer las plataformas a los consumidores. Creo que será un gran avance.
Otra derivada es la intención de vetar la venta de inmuebles a extranjeros, para determinadas formaciones es casi uno de los ejes programáticos para las próximas elecciones ...
—Sobre este punto creo que el Gobierno central ha sido muy claro desde el primer momento, una iniciativa de estas características no está dentro del marco jurídico de la Unión Europea; y no hay mucho más que añadir sobre esta cuestión.
El turismo de excesos sigue estando muy ligado a la imagen de Mallorca, al menos para algunas cadenas televisivas.
—Es un problema complejo. Como directora general de Turisme, en enero de 2020 ya se adoptaron por parte de la Conselleria medidas para reducir su impacto –prohibición de venta de alcohol, regulación de los ‘after', tiqueteros, oferta de licor en los bufets– con un plan que se prolongaba hasta 2025. Creo que el sector en Baleares ya está muy concienciado del daño reputacional tan brutal que genera esta oferta, en estas cuestiones la imagen lo es todo. Insisto, hay que promocionar el turismo familiar y diversificar la oferta con deporte, gastronomía, cultura, ... Esta nueva dinámica ya ha comenzado y los primeros resultados ya son palpables. De todos modos hay que admitir que en ningún caso se puede considerar como una práctica comercial masiva, afortunadamente. Este tipo de turismo también se reproduce en otros lugares de España y destinos turísticos internacionales.
¿Qué le sugirió el comentario de la presidenta regional del Partido Popular y candidata al Govern, Marga Prohens, al calificar de «tontería» las ayudas para la instalación de camas elevables en los hoteles?
—Debo decir que Balears hace ya tiempo que empezó con la instalación de las camas elevables como una mejora de las condiciones laborables en los hoteles. Dicho esto creo que fue un comentario imprudente, es absurdo querer criticar las mejoras laborales de los trabajadores; en este caso las camareras de piso en los hoteles.
Se critica el turismo de borrachera, pero también la llegada masiva de aviones privados...
—Supongo que es por razones medioambientales, y en este sentido debo decir que hay un compromiso por parte de la Unión Europea para forzar la utilización de combustibles menos contaminantes por parte de la aviación, y que por tanto esta medida también afectará a los jets privados. El aeronáutico es también un sector que está en plena transformación.
¿Llegan los fondos europeos Next Generation al turismo?
—Baleares está siendo el tractor del resto de España para el acceso a estos fondos al que pueden acceder tanto las instituciones públicas como las empresas privadas, estamos hablando de un total de 1.838 millones. En las Islas la tramitación está siendo muy ágil y calculamos que se alcanzarán los 233 millones, la acogida ha sido muy buena.
Una de las quejas más comunes del sector turístico es la falta de trabajadores para sus establecimientos, ¿qué sucede?
—Hay un hecho cierto, y es que el interés por el sector servicios tras la pandemia ha decaído. El problema es de ámbito nacional, no sólo afecta a las empresas de Baleares. Creo que falta una acción conjunta para promover iniciativas que den prestigio al trabajo en el sector servicios y en especial en el turismo, aunque también las empresas deben emprender acciones destinadas a fidelizar a sus trabajadores. Un paso importante en este sentido ha sido la firma del convenio colectivo de Hostelería.
Usted va y viene cada semana desde la Península, por tanto conoce bien el problema de los descuentos aéreos y su elevado coste. ¿Están en peligro estas ayudas a los residentes?
—Sobre esta cuestión sólo le puedo asegurar que en ningún momento el Gobierno quiso modificar el descuento vigente del 75 por ciento. Me consta que de manera periódica se realizan controles sobres las compañías aéreas y se denuncian las posibles irregularidades que pueden comenterse. Pero el descuento no se quiere tocar.