«Llevamos pulseras con la bandera de España y jamás nos ha dicho nada; ella no defiende ninguna idea política, ni dentro ni fuera de clase, todo se ha exagerado muchísimo», asegura un estudiante de segundo de Bachillerato del colegio La Salle de Palma sobre la docente de Lengua catalana amenazada en redes sociales tras la polémica por una bandera española en un aula. «Si hubiera sido la de Castellano no hubiese pasado nada», afirma el joven, que es alumno suyo desde hace tres cursos.
Él y otros tres compañeros, consultados por este diario a la salida de clase, coinciden en que la docente es muy tolerante. Como anécdota, recuerdan que en un examen otro estudiante fue con unos calcetines rojigualdos subidos casi hasta las rodillas y con intención de provocar: «Y nunca ha habido problemas por política», insisten. De hecho, dicen que este lunes «cuatro chavales han venido con la camiseta de la Selección española de fútbol» para polemizar, pero en el centro no la exhibían.
«No es como se ha contado, se ha sacado todo de contexto», dice otro compañero, que califica a los medios y a ciertos partidos de «cizañeros». Los cuatro han rechazado las amenazas contra la docente y han explicado que la profesora tiene miedo, pero que este lunes, a primera hora, ha ido a darles clase. «Ha tenido mucho valor, si no hubiera venido se habría inflado», apunta otro de los jóvenes. Los estudiantes creen que toda la polémica se reduce a una «chorrada» sacada de contexto por un padre y gente «muy aburrida», que, además, se está empleando con fines políticos.
Cabe recordar que todo empezó cuando la profesora pidió a sus alumnos de primero de Bachillerato que retiraran una bandera española del aula. La dirección del centro permitía exhibirla con motivo de los partidos de la Selección española de fútbol en el Mundial de Qatar, pero solamente cuando jugara el equipo. Sin embargo, los alumnos desobedecieron «las normas de convivencia del centro», por lo que la dirección del colegio los expulsó.
Los alumnos defendían que contaban con el permiso del jefe de estudios con el fin de que la bandera pudiera permanecer en el aula. Sin embargo, la negativa de la profesora llegó al extremo de decidir la docente abandonar el aula y no dar la clase, tal y como estaba previsto.
«Actuando como masa, han coaccionado a una compañera que sí ha hecho intento de obedecer a la profesora» y «cuando la profesora ha abandonado el aula para consultar con el equipo directivo la mejor manera de gestionar el asunto, ha sido vitoreada y aplaudida con sorna por la mayoría de los alumnos», explicó la dirección en un comunicado.