Las reservas marinas crecen. La reciente ampliación del espacio protegido en la costa de Calvià ha multiplicado el área en la que se limitará desde ahora la pesca y ha servido para poner de nuevo sobre la mesa un debate que históricamente ha enfrentado a ecologistas y pescadores.
Hoy, ese enfrentamiento empieza a ser historia. Así lo entiende al menos el director general de Pesca del Govern, Joan Mercant, quien sostiene que «la inmensa mayoría de pescadores» ha asumido ya los «enormes beneficios» que comporta la creación de una reserva como la de las Illes Malgrats o El Toro, unificadas tras su ampliación.
En la misma línea, el jefe de servicios de recursos marinos del Ejecutivo autonómico, Toni Grau, tiene claro que solo sobrevivirán en el futuro las cofradías de pescadores que dispongan en su área de influencia de reservas a las que acudir.
Cofradías de pescadores
Los profesionales del sector, en todo caso, parecen no tenerlo tan claro. El presidente de la asociación de cofradías, Domingo Bonnín, entiende que la afirmación de Grau «no deja de ser un buen titular», pero que no sirve para explicar la realidad de las 16 cofradías que existen en Baleares: «Cada una –subraya– tiene su propia casuística, que en ocasiones dista mucho del resto».
En todo caso, y más allá de opiniones divergentes, los números sí son concluyentes e inequívocos. Solo en El Toro, la biomasa de meros se ha multiplicado desde 2004 –año de creación de la reserva– hasta nuestros días por 52. Pero es que el número de corvallos, por ejemplo, es 284 veces superior al que existía 18 años atrás.
Hay muchos más peces que antes de que se creara la reserva marina, pero es que además son de mayor peso. Y, claro, se encuentran muy cerca de la costa, lo cual evita tener que salir a faenar a alta mar en condiciones meteorológicas extremas ahorrando, de paso, una cantidad considerable de combustible. «Con menos trabajo ganan más dinero», resume el director general de Pesca del Govern, quien reclama a los pescadores «altura de miras» frente al imparable crecimiento de las reservas, que viene además exigido por la Unión Europea.
Más protección
Según la Estrategia Biodiversidad de la Unión y tras la declaración de emergencia climática, ambas firmadas y apoyadas por el Gobierno central, España se ha comprometido, al igual que otros setenta países, a proteger un mínimo de un 30 % de su superficie marina antes de que acabe esta década. De hecho, una de cada diez hectáreas marinas deberán tener la catalogación de altamente protegidas al llegar 2030.
La realidad actual es que la costa española apenas cuenta con un 12 % de su superficie protegida, algo que mejora notablemente en el caso de Balears, donde más de un 20 % del mar dispone a estas alturas de algún tipo de protección legal.
Con esas cifras en la mano, el responsable de la Fundación Marilles, Aniol Esteban, entiende como «esperable» que el 30 % de protección se alcance sin problemas en los próximos siete años. En cambio, más difícil resultará cumplir con el objetivo de zona altamente protegida, que hoy tan solo representa un 0.2 % del total. Y, por ello, advierte que «se debería multiplicar por 50» antes de 2030 para alcanzar el objetivo marcado del 10 por ciento.
Más especies
Con más áreas de mar convertidas en reservas, las lonjas de pescado podrían cambiar incluso su oferta durante los próximos años. Especies como el centollo han experimentado un crecimiento «extraordinario» que los hará más asequibles para el consumidor, señala Joan Mercant. Aunque, en contraste, Domingo Bonnín –que es también patrón mayor de la Cofradía de Pescadores de Palma– advierte que otros peces no podrán ser capturados si se mantiene el ritmo de creación de reservas con sus actuales requisitos. «La pesca de cerco queda condenada», lamenta Bonnín, recordando las dificultades añadidas con las que se encuentran las embarcaciones de esta modalidad a la hora de capturar especies como la sardina o el boquerón. Y subraya, en este sentido, cómo los barcos de cerco se han reducido de los 17 que operaban en 1982 a los cuatro que faenan en la actualidad. «En 2030 –concluye Domingo Bonnín– es posible que ya no se practique la pesca con cerco en las Islas».
Más dudas
No niegan los pescadores las numerosas ventajas que pueden aportar las reservas marinas, pero no creen que deban crecer de forma indiscriminada tal como, a su parecer, ha ocurrido en aguas de Calvià. «Entendemos que se creen zonas de protección sobre posidonia, pero no sobre barro», explica Bonnín, quejoso del «nulo protagonismo» que tiene el sector en las políticas relativas al mar y a su conservación. «Colgarse la medalla de ser la autonomía con más kilómetros de reservas puede quedar bien en prensa, pero requiere de una estructura y una estrategia», resume.
En su opinión, la voz de los pescadores no es tenida en cuenta por parte de la Administración y, aunque sí han conseguido ser escuchados y sentarse en mesas de trabajo, su papel no deja de ser testimonial. «Participar en comisiones de seguimiento junto a otras treinta personas equivale a no tener poder de decisión», lamenta el presidente de las cofradías de Balears, para quien los pescadores «no han sido escuchados» a la hora de ampliar la reserva de Malgrats y El Toro.
La postura de los pescadores respecto a este asunto resulta hoy, en todo caso, muy dividida, con un creciente apoyo hacia las reservas que se hace notar especialmente en Eivissa, pero que crece por momentos en Mallorca.
Mejor turismo
La expansión de los espacios de pesca limitada no debe beneficiar solo a los pescadores. Un informe realizado en 2021 en la reserva marina de interés pesquero del Llevant de Mallorca vino a demostrar cómo cada euro invertido allí reportaba otros diez de beneficio.
Aniol Esteban habla de «millones de euros» aportados a la economía isleña a partir de la náutica de recreo, la pesca y las oportunidades que genera en el deporte y en la educación. «Se nos llena la boca hablando de un turismo de mayor calidad y luego no aprovechamos la oportunidades que se nos brindan», explica el director de la Fundación Marilles, para quien la inversión que realizan Administración y sector privado en este ámbito es «una birria» en comparación con el dinero que genera. Propone Esteban reactivar la economía mejorando el estado de nuestra costa y nuestro mar, e invirtiendo en la creación de una red de santuarios marinos, en la restauración de bahías de aguas poco profundas, o en la recuperación de especies emblemáticas como el angelote, el pez guitarra y el vell marí.
El reto para el Govern es, a partir de aquí, aunar voluntades de todas las partes implicadas para, a corto plazo, seguir aumentando la reservas marinas en la autonomía que, actualmente, más protege su mar.
Punto de vista
Nuevas condiciones para una reserva marina más extensa
El decreto aprobado por el Govern el pasado 5 de septiembre multiplica por trece la superficie protegida en las reservas marinas de El Toro y las islas Malgrats, de forma que pasa de 227 a 2.952 hectáreas protegidas. El texto sirve además para regular la extracción de flora y de fauna marina, así como las actividades subacuáticas.
Aunque la ampliación no recoge toda la extensión solicitada en su día por el Ayuntamiento de Calvià, sí plantea el Govern que la unificación de las dos reservas existentes en la costa calvianera puede servir de precedente para una futura ampliación hacia la bahía de Palma y los islotes del Sec y la Porrassa, algo que ocurrirá «cuando se produzcan las condiciones que lo permitan».
Prohibida la pesca
Admite desde el Ejecutivo autonómico Toni Grau que se ha buscado un punto de consenso entre pescadores –muchos todavía reticentes a esta ampliación– y conservacionistas. Y aunque el resultado no ha dejado plenamente satisfecho a nadie, sí podrá servir como banco de pruebas de cara al futuro. «Nuestra intención es seguir ampliando, pero debemos hacerlo con un cierto consenso», explica Grau.
En la zona especial de buceo de la isla de El Toro, ubicada en el perímetro marino de la isla, queda prohibida toda clase de pesca marítima y de extracción de flora y fauna marinas, a excepción de las muestras con finalidad científica y de la pesca marítima profesional de artes menores como son los artes de parada, moruna o solta, en su punto conocido como Clot des Moro, y la jonquillera en la temporada que va del 1 de enero hasta el 30 de abril.
En las islas Malgrats tampoco se puede pescar ni extraer flora y fauna marinas, y se permite el uso de la potera para cefalópodos entre el 1 de octubre y el 31 de diciembre y el volantín desde embarcación entre el 1 de octubre y el 30 de abril. La pesca recreativa desde tierra con caña con un máximo de una caña por pescador estará permitida entre el 1 de enero y el 30 de abril, mientras la pesca desde los islotes queda prohibida.
Zonas especiales de buceo
Habrá además zonas especiales de buceo –seis en El Toro y cuatro en las Malgrats– que se podrán visitar cuatro veces al día con un máximo de 12 submarinistas por visita, y un total máximo de inmersiones diarias que será de 290 personas en El Toro y 192 personas en las Malgrats.
Desde Calvià, tanto el alcalde, Alfonso Rodríguez Badal (PSOE) como el regidor Rafel Sedano (Més) aplauden por «valiente» y «positiva» la ampliación y unificación, por parte del Govern, de las dos reservas.