Los usuarios de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) de Palma han puntuado el servicio con un 8,6 sobre 10, lo que supone un 0,1 por ciento más respecto a los resultados obtenidos en 2021 --que evaluaron el servicio en 2020-- y la cifra más alta de la última década. Así lo ha explicado este jueves en rueda de prensa el regidor de Movilidad Sostenible, Francesc Dalmau, que ha detallado que, para obtener estos resultados, se han realizado 622 encuestas a pie de parada, sumadas a las 225 visitas de clientes misteriosos, «que se hacen pasar por usuarios», en los buses de la EMT. Las preguntas se hicieron en otoño de 2021. Entre las valoraciones realizadas, los clientes han tenido en cuenta la amabilidad, la frecuencia del bus, la iluminación, la información que ofrece el conductor, la oficina o las paradas, la limpieza del vehículo, así como la comodidad con el ruido, la seguridad, los asientos disponibles o la temperatura. La nota mínima fue un 7 y la máxima, de un 9,8. En el caso de los clientes misteriosos, tuvieron en cuenta la limpieza de las paradas, información de las mismas, iluminación, panel electrónico, identificación del vehículo, limpieza exterior e interior del bus, medidas COVID, si el bus se para bien, comodidad de la subida, del trayecto y de la bajada, temperatura, volumen del sistema de anuncio de la parada, seguridad o la rampa. Así, se obtuvo una puntación máxima de 10 y mínima de 6,6.
El 55 % de los usuarios son clientes habituales
La encuesta de satisfacción revela también que el 44,61 por ciento de los clientes son de uso diario, mientras que el 10,95 por ciento utiliza el bus entre dos y tres veces por semana. En cuanto a los motivos de utilizar este transporte público, el 39,22 por ciento ha indicado que lo usa como medio de transporte general y un 36,6 por ciento, para ocio o deporte.
Medidas de ahorro energético
Preguntado por la aplicación de la medidas de ahorro energético anunciadas por el Gobierno central, el regidor ha señalado que, por el momento, la EMT no puede cumplir «de forma fehaciente» con ser un espacio energéticamente sostenible, ya que, al margen del aire acondicionado, se tienen que llevar las ventanas abiertas por seguridad higiénica. «Mientras no superemos la obligación de tener el interior aireado, no podemos cumplir ser un espacio energéticamente sostenible», ha comentado Dalmau.