La carga de usuarios sobre las playas de Baleares ha aumentado un 35 % en los últimos cuatro años, según el Informe Mar Balear 2022, que advierte de la erosión y el empeoramiento de la calidad del agua en los arenales de las Islas. Este estudio también concluye que el 20 % de las playas de Mallorca y Formentera muestran un retroceso de la línea de costa entre 2022 y 2012, mientras que las de Menorca e Ibiza lo hacen en un 10 %. Por lo general, a excepción de Formentera, las playas localizadas en el norte y oeste tienen un mayor número de retrocesos. Entre las principales conclusiones de este informe, destaca que las playas urbanas, como s'Arenal y Cala Millor, en Mallorca, y Cala en Porter, en Menorca, muestran una mayor erosión y se recuperan peor frente a los temporales.
Las construcciones en playas, como puertos y aparcamientos, junto con el tráfico de usuarios, modifican los parámetros naturales de sedimentación. Por ejemplo, s'Arenal y Sa Ràpita, ambas zonas en Mallorca, acumulan un sedimento en zonas cercanas al puerto, mientras que las otras zonas muestran erosión. En el caso de Es Trenc, el informe sostiene que hay un mayor retroceso en las zonas de mayor paso de usuarios. Respecto a Cala Millor, en Mallorca, muestra un retroceso a consecuencia de rehabilitaciones dirigidas al turismo y recreo, mientras que la también mallorquina Cala Deià, que sufre el mismo fenómeno, ha retrocedido desde 1956 «posiblemente como resultado de un oleaje más intenso».
El año pasado bajó la calidad de las aguas de baño de las playas baleares, si bien por lo general, la calidad «excelente» disminuye a favor de la calidad «buena», con Ibiza como la isla que presenta un mayor porcentaje de zonas de baño con una calidad inferior a excelente. Todas las aguas de Formentera presentan una calidad de baño excelente, un 87 % en Mallorca, un 73 % en Menorca y un 50 % en Ibiza. En 2021, las calas y playas con calidad «suficiente» son Port de Pollença, en Mallorca; Cala en Forcat, en Menorca; Talamanca, Sant Antoni y s'Arenal Gros, en Ibiza y en Ibiza, mientras que la calidad «insuficiente» se da únicamente en la playa menorquina de Sa Caleta. Comparando la calidad de 2020 con la del año pasado, la calidad de las aguas de las islas se mantiene en 173 puntos, por lo que empeora en 12 puntos y mejora en 3 puntos.
El pasado ejercicio se registraron 47 incidencias de recomendación de no baño y 12 de prohibición de baño, 13 más que el año anterior. Además, estudios de 52 playas de Menorca muestran que el tipo de playa, respecto a si es urbana o virgen, controlan gran parte de su evolución sedimentaria. En esta isla, las líneas de costa de mayor retroceso son Cala Blanca, con 52,7 metros menos; la playa de Llevant de Son Saura, que retrocede 29,2 metros; y Cala en Porter, en 28,4 metros, mientras las que más han avanzado son Es Canutells y Punta Prima, en 16,6 y 13,4 metros respectivamente. El informe señala un aumento de los usuarios de las playas de Menorca, a pesar de llegar menos turistas a la isla. Cabe recordar que desde 2001, el OBSAM y el Consell de Menorca realizan recuentos de usuarios y de embarcaciones recreativas ancladas en playas de la isla.
El año pasado, Menorca recibió un 15 % menos de turistas que en 2019, antes de la pandemia de la covid-19. A pesar de ello, continuó creciendo el número de usuarios en las playas de la isla, con un máximo de 31.805 usuarios contabilizados, un 17 % más que antes de la crisis sanitaria. Este informe también desprende que, desde 2010, la carga media que soportan las playas de Menorca se encuentra por encima del límite óptimo, mayor al 100 % de capacidad de carga. Respecto al resto de islas, desde Marilles apuntan que son necesarios datos sobre los usuarios de playas para analizar esta situación. También en Menorca, el año pasado se registró el mayor número de embarcaciones fondeadas en playas de la isla en las últimas dos décadas.
Desde la entidad Marilles han recordado que las playas ayudan a proteger el litoral y que son uno de los principales atractivos turísticos de la comunidad, y que las construcciones y una alta carga de usuarios de los últimos años amenazan su balance sedimentario. «Para establecer una gestión adecuada de las playas, es necesario conocer su evolución sedimentaria, la frecuentación por tierra y mar, y tener un control sanitario de las aguas de baño», han señalado desde Marilles. El Informe Mar Balear es un proyecto en el que participan todas las instituciones de investigación marina de las Islas y entidades públicas y privadas. Este estudio recoge la información disponible sobre el mar balear con el fin de mejorar los esfuerzos de gestión y detectar los vacíos de información de la investigación marina.