La cartografía de Mallorca es casi infinita y son una docena los grandes cartógrafos que desde Mallorca, en la Edad Media (ss. XIV a XVI), dieron lustre artístico a los portulanos y mapamundis del mundo entonces conocido y en ciernes por conocer. Han sido muy estudiados los mapas de Cresques Abraham o de Angelino Dulcert, o las andaduras de otro maestro de mapas y brújulas, Cresques Jehudá.
También son bonitos los mapas del cronista y novator Vicente Mut (1683) y, desde luego, es impresionante el mapa de Mallorca que mandó hacer el cardenal Despuig (1784). Luego hay mapas básicos de Mallorca de una gran belleza, uno de ellos, apenas conocido entre nosotros, es el que editó el grabador y cartógrafo francés Nicolas de Fer (1646-1720) que hacía unos mapas llenos de errores topográficos pero muy vistosos.
Sus trabajos tuvieron mucho éxito y se convirtió en el cartógrafo oficial de Luis, Delfín de Francia, y también del Papa. Las más variadas láminas con representaciones de Tierra Santa o de América, o de los alrededores de Roma, salían de su taller como churros… como este mapa de Mallorca que hoy podemos visualizar, lleno de gazapos toponímicos, algunos realmente graciosos (Llorita, Monturini, Maralxi, Formaluig, Falanito, etc.), pero con una iluminación y un dibujo sencillo encomiable. De Fer también produjo planos de Palma, de Menorca y de Mahón. Por último añadir que no es descabellado afirmar de De Fer que conocía la obra de nuestro Raimundo Lulio.