Test de antígenos para viajar, test de antígenos para ir a una cena, test de antígenos para celebrar fiestas, test de antígenos al primer síntoma compatible con el coronavirus, test de antígenos para todo. Esa es la vida de los tests en este momento. El incremento de la incidencia del coronavirus en España han convertido a los test de antígenos en más protagonistas aún de lo que eran. Desde el pasado mes de junio cuando el Consejo de Ministros aprobó el Real Decreto que permitía la venta de test de antígenos, contra la Covid-19 en farmacias sin necesidad de receta. Lo que desde hacía meses se pedía se hizo realidad. Cualquier persona puede llevárselo a su casa y realizarse él mismo la prueba sin que intervenga profesionales sanitarios. Una medida que, tal y como se preveía, descongestionó en parte, laboratorios, centros de salud y hospitales, así como aumentó la realización de pruebas para luchar contra los contagios.
Desde entonces y principalmente en el último mes, todo el mundo se hace o quiere hacerse test de antígenos. Los test de antígenos son eficaces cuando hay síntomas, si no los hay su efectividad disminuye considerablemente. La prueba autodiagnóstica de antígenos tiene un 96,77% de sensibilidad, un 99,20% de especificidad y un 98,72% de precisión, y está recomendada para personas entre los 14 y los 90 años. Creo que despreciamos una de las mejores armas que tenemos contra este virus porque no comprendemos bien su utilidad. Para entender bien el papel de los test de antígenos, tenemos que tener en cuenta varias cosas muy importantes sobre cómo se transmite el SARSCoV2.
En primer lugar, sabemos que solo el 10–20% de las personas provocan el 80–90% de los contagios. El resto (el 80-90%) infectan a muy pocas personas. Por tanto, muy POCAS personas son responsables de la mayoría de los contagios. Y además, se ha visto que solo el 2% de las personas SARS-CoV-2 positivas son portadoras del 90% de los virus que circulan en una comunidad en cada momento. Por otra parte, el tiempo en el que somos contagiosos es muy corto, y además la mayoría de la gente que no acaba en el hospital es porque su cuerpo consigue hacerse con el control del virus muy rápidamente.
Todo apunta a que la probabilidad de contagiar tiene que ver con la CARGA VIRAL (la cantidad de virus), no con los síntomas. Y si no podemos saber quien puede contagiar por los síntomas, solo nos queda una opción: los test. ¿Qué test? Los test rápidos de antígeno. Si queremos saber si una persona es contagiosa o no, los test de antígenos son más exactos que la PCR. El crecimiento del virus es exponencial, en un breve periodo de tiempo. Es en esa estrecha ventana de tiempo cuando el virus se transmite más. En el periodo en el que se es más contagioso, el test de antígenos informaría correctamente de que la persona está infectada y es muy contagiosa.
También hay que decir que podemos hacer tests de antígenos con mayor frecuencia, ya que con lo que cuesta una PCR, se podrían hacer más de 20 test de antígenos. Hacer un test cada tres días evitaría el 90 % de las infecciones, incluso con un test de baja sensibilidad. Queremos detectar personas contagiosas, para evitar contagios, no personas con algunos virus, o fragmentos de virus 'muertos'. Y en ello, los tests de antígenos lo clavan. Necesitamos como pasa en otros países que nos hagamos más tests y con más frecuencia. Eso ayudaría a controlar mejor la situación. Solo falta conectar bien las farmacias y las casas donde se hacen los tests con el sistema sanitario. Con un buen sistema de recogida de la información, estaríamos en una situación muchísimo mejor. Es una cuestión de tiempo y cabeza.