Francina Armengol se ha reunido con la mesa sectorial para tratar la aplicación de las normas que restringen el sector de la hostelería. Cómo ha avanzado este periódico las novedades son mínimas.
Afuera, frente al Consolat de Mar, el restaurador y miembro de Pimem Alberto Jareño montó junto a dos personas más una mesa con tres manteles y los utensilios e ingredientes necesarios para elaborar un gintonic.
Jareño tenía pensado entregar personalmente una carta en la que manifesta que si no les dejan abrir los interiores de los locales lo harán ellos de manera unilateral en 10 días. El encuentro no ha sido posible porque el coche de la presidenta ha entrado por la parte trasera del edificio. En el escrito explican que «sólo se pueden suspender derechos fundamentales mediante Ley Orgánica -que no es competencia autonómica- y en estado de excepcionalidad», y detallan también que no se permite adoptar medidas con fines económicos con el pretexto de 'salvar la temporada turística' y, por tanto argumentan que, «no se puede restringir la actividad de negocios y actividades empresariales de forma indiscriminada».
Según estas entidades, ninguno de estos puntos se cumple y, por ello, aseguran que los empresarios de la restauración, «en el pleno ejercicio de la legalidad vigente» abrirán, «con normalidad» sus negocios y atenderán a «todos los clientes que deseen frecuentarlos».
La mañana ha transcurrido sin incidentes salvo un momento de tensión cuando uno de los colegas de Jareño ha discutido airadamente con un miembro de seguridad del Govern que le impedía colocar una pancarta frente a la puerta del Consolat.
A la cita ha acudido el presidente de la Asociación de Restauradores de Mallorca Arema, Jaume Colombàs. Asimismo, algunas personas se han interesado por las reclamaciones de los empresarios y se han acercado a la mesa para firmar y mostrarles su apoyo.