Baleares seguirá con toque de queda nocturno como mínimo hasta el 23 de mayo y la intención del Govern es que la medida se prolongue, «al menos mientras se lleve a cabo la vacunación de la población de más de cincuenta años», según consta en la demanda remitida por el ejecutivo al TSJIB. Los magistrados valoraron ayer el paquete de medidas cuya aplicación decae el domingo con el fin del estado de alarma. Lo hizo muy dividido, tres a favor y dos en contra y con un auto que aún no se ha desvelado a la espera de los votos particulares en su contra.
Las medidas que reciben el aval judicial son la prohibición de movimientos de once a seis de la madrugada, el límite de seis personas a las reuniones en ámbito público y privado, los controles sanitarios a nacionales en puertos y aeropuertos y la reducción de aforo a la mitad en lugares de culto. El resto de restricciones, como las que afectan a la hostelería, no decaían con la supresión de la alarma.
Las limitaciones han sido avaladas por el presidente de la Sala, Gabriel Fiol, y los magistrados Pablo Delfont y Fernando Socías. En contra votaron Alicia Ortuño y Carmen Frígola, ambas adscritas a la Asociación Profesional de la Magistratura, de perfil conservador. Socías había votado con ellas el día antes para inadmitir la primera petición del Govern y ahora cambia la mayoría favorable a las restricciones.
Primer tribunal superior
Se trata de la primera resolución de un tribunal superior sobre el toque de queda y se desmarca del criterio fijado por la Fiscalía en Balears y en otros territorios que consideraba que no se podía adoptar esta medida ni la relativa a las reuniones en el ámbito privado sin el paraguas de una ley orgánica al colisionar con derechos fundamentales. La decisión de ayer zanja el thriller de los últimos días en torno a la prórroga del toque de queda. El Govern registró el lunes la petición de una autorización judicial previa que fue inadmitida el miércoles porque la Sala consideró que no podía valorar las medidas antes de que se aprobaran. La decisión provocó un Consell de Govern extraordinario en el que se aprobaron las medidas que ayer pasaron el filtro de los magistrados.
Sin recurso
Con esta decisión, el paquete de restricciones entrará de forma automática en vigor a las doce de la noche del sábado y extiende en la práctica el estado de alarma en Balears, por el momento dos semanas más. De hecho, contra esta decisión sólo cabe un recurso de reposición y no puede ser apelado ante el Supremo, dado que el recurso extraordinario que ha aprobado el Gobierno no entra en vigor hasta el mismo nueve de mayo.
La presidenta del Govern, Francina Armengol, rechazó este jueves valorar la decisión del tribunal que sí provocó una catarata de reacciones en los partidos de la oposición. La demanda del Govern justificaba, a lo largo de medio centenar de folios, la necesidad de extender las medidas para salvaguardar el derecho a la vida y la integridad: «Resulta imprescindible mantener algunas de las medidas restrictivas adoptadas al amparo del estado de alarma, al menos durante el tiempo en el que se lleva a cabo la vacunación de la población de más de cincuenta años, que se ha demostrado que es la más vulnerable a la COVID-19», señala el escrito. Según el ritmo actual de vacunación, este colectivo estaría terminado a lo largo de este mes.
La petición considera que las limitaciones a los derechos fundamentales de reunión y de libre circulación están amparados por las leyes orgánicas que regulan las emergencias sanitarias. «Procede la limitación de cualesquiera otros derechos si ello resulta necesario para salvaguardar el derecho a la vida y a la integridad física», indica.
El documento recoge además una serie de indicadores sanitarios que justificarían la necesidad de prolongar las medidas de prevención. Señala que las Islas están en riesgo medio pero que el impacto de las nuevas variantes es muy elevado: el 84 % de los casos que se detectan ya pertenece a la británica. «Este escenario recuerda a los inicios de las segunda y tercera ola», pone de manifiesto.
Valora que, distintos estudios relacionan el toque de queda con un descenso del trece por ciento de los contagios en distintos lugares, como en Holanda y que vinculan esta medida con una menor circulación por la noche y la disminución de situaciones de riesgo relacionadas con el consumo de alcohol y el ocio nocturno.
Sobre los espacios cerrados, indica que en torno al setenta por ciento de los contagios que se detectan provienen de reuniones familiares y de amigos en el ámbito privado, por lo que también reclamaba su limitación.