Ula, una tortuga marina rescatada del Mar Balear, se encuentra más sola que nunca. Los últimos tiempos los ha pasado en el centro de recuperación de fauna marina que la Fundació Palma Aquàrium ha mantenido durante estos meses casi a pleno rendimiento. A pesar de la pandemia de coronavirus y del obligado cierre al público de la instalación, su labor se ha revelado de lo más esencial.
El pasado 2020, el año de la pandemia de coronavirus, las operaciones de rescate, cura y demás cuidados que la Fundació Palma Aquàrium ha llevado a cabo no se han detenido. De hecho, informan que en el momento más complicado del año atendieron hasta 18 tortugas marinas afectadas por diversas eventualidades, entre ellas la ingesta de plásticos o las heridas derivadas de un encontronazo fortuito con una hélice, dos de las situaciones más comunes que propician rescates de seres vivos en el mar.
Recientemente, a través de Instagram, la fundación conservacionista que trabaja por el bienestar de la fauna marina balear mostró imágenes de la suelta de Nuria; así se 'bautizó' a la penúltima tortuga marina que quedaba en las instalaciones de recuperación de la Fundació Palma Aquàrium y la primera en retornar al mar en este nuevo año.
En las imágenes, compartidas en las redes sociales, se aprecia a la tortuga avanzando por sus propios medios con alguna dificultad −carece de la aleta delantera derecha− sobre la arena hasta que se introduce en las aguas y en un momento se pierde en ellas.
El centro de recuperación de fauna marina de Palma Aquàrium está gestionado por el Centre de Recuperació de Fauna Silvestre (COFIB), organismo perteneciente a la conselleria de Medi Ambient. Allí Ula 'conoció' a Nuria y en estos momentos espera su turno para poder volver al mar. Quien sabe si, una vez curadas y en libertad, volverán a nadar juntas.