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Dudas e inquietud entre los vecinos de Arquitecte Bennàssar

La Plaza de Toros entraría en la zona de confinamiento, a la espera del anuncio oficial. | M. À. Cañellas

| Palma |

La confusión geográfica es la máxima en Arquitecte Bennàssar y aledaños. Y por aledaños se entiende hasta 31 de Diciembre, Avingudes, Vía de Cintura... Las palabras de Francina Armengol pronto se extendieron por Palma y la duda entre los más de 32.000 vecinos es si se confinará la zona sanitaria o solo unas cuantas calles. Mientras los vecinos hacían su propia apuesta en este Monopoly del confinamiento, la desazón se había extendido por las inmediaciones del centro de salud de Arquitecte Bennàssar.

«Si Son Gotleu tiene las terrazas llenas...», dice con sorna un taxista. Solo media hora después de las manifestaciones de la presidenta en el Parlament, a las puertas del PAC ya había cámaras. El personal sanitario atendía las llamadas, una cuarta parte vinculadas a posibles afectados por el virus.

Las restricciones del área sanitaria Arquitecte Bennàssar afectan a cuatro zonas

«Esta mañana hemos atendido unas 400 personas, entre llamadas y citas presenciales. De éstas, 78 han sido por la COVID», dice Maria Antònia Jaume, coordinadora del centro de salud que concentra ahora todas las miradas. «Tenemos muchos casos de inmigrantes, que viven hacinados o que llevan a cabo grandes celebraciones familiares. Respecto a la primera oleada notamos que ha bajado la edad», dice Jaume, que vio como esta zona salió bien parada en el primer envite del virus. «Con esta oleada y las vacaciones notamos mucho que andamos justos de personal», dice Jaume, que cuenta con un mapa que delimita la zona sanitaria de Arquitecte Bennàssar. Y supone un buen bocado para el plano de Palma. Otro más.

A las puertas del PAC, Marcos Mayol luce una camiseta de Skynet, la inteligencia artificial que toma conciencia y decide dominar el mundo: «No me extraña que nos confinen. Mucha gente no toma precauciones y se ha relajado. Y si nos confinan, desde luego que cumpliría con el encierro sin ninguna duda».

Estas son las calles afectadas por las restricciones en Arquitecte Bennàssar

La sentencia parlamentaria del confinamiento cae como una losa sobre el bar Pasodoble, frente al PAC. Rubén Triviño esgrime el vaporizador de gel hidroalcohólico con generosidad mientras limpia las mesas: «Tendremos que cerrar a las diez y adaptarnos de nuevo. Aquí no hemos tenido ningún caso», dice armado de mascarilla mientras entra en un local que ha ido mutando para blindarse contra la COVID: mamparas protectoras, limpieza extrema, distancia social... En la puerta del bar Pasodoble un hombre con mascarilla negra tiene los ojos enrojecidos: «No sé cómo lo voy a hacer. No me dieron el crédito del ICO, he cargado con todo y tengo nueve trabajadores. Esto es la puntilla», dice Francisco Triviño, propietario del negocio familiar que tiene como gancho un menú imbatible: huevos con tumbet o cazuela de fideos por siete euros. Pan, vino y postre incluidos.

Es la hora de la salida escolar: el colegio l'Esperança es vecino del PAC por unos metros, y poco más allá, frente a la plaza de Toros, los padres hacen fila frente al Pius XII. «Esto ya viene de atrás, no nos extraña nada», dice un padre enfadado. Natalia Blanes espera su turno para recoger a su primogénita con la debida distancia y una buena dosis de resignación. «Teníamos tantas ganas de volver al cole como miedo al contagio. Pero hay que seguir viviendo...».

Estas son las restricciones que afectarán a las zonas aisladas de Arquitecte Bennàssar

La onda expansiva del confinamiento se expande por la ciudad. En la plaza del Obelisco (o Cardenal Reig), los vecinos hablan, las fruteras pesan el melón de temporada y Emilia, una abuela que tiene mucha prisa por recoger a sus nietos del colegio Sant Rafael, protesta: «Aquí hay descerebrados y gente con sentido común. Al final pagamos todos».

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