La seguridad vial es una prioridad indiscutible en las carreteras de España. Tanto la Dirección General de Tráfico (DGT) como la Guardia Civil se esfuerzan constantemente por garantizar que los conductores mantengan hábitos seguros al volante. Recientemente, han llamado la atención sobre un aspecto que, aunque pudiera parecer menor, tiene implicaciones importantes: el uso adecuado de la visera parasol del coche.
El descuido que puede salir caro
Un simple descuido relacionado con la visera puede llevar a consecuencias inesperadas. Las autoridades han puesto de manifiesto que un mal uso de este accesorio podría navegar directamente hacia sanciones económicas y la pérdida de puntos en el carnet de conducir. Concretamente, los conductores podrían enfrentarse a una multa que asciende a 200 euros y la deducción de dos puntos, si su visera obstaculiza la visibilidad de la vía.
El problema crítico reside en cómo el uso indebido de la visera reduce la capacidad de visión, aumentando el riesgo de accidentes. Este elemento del coche debería utilizarse únicamente para evitar deslumbramientos y no para convertirse en un bloqueo de la línea de visión del conductor. Los criterios de seguridad han dictaminado que cualquier objeto que obstaculice la visibilidad precisa de carretera es una infracción, incluido el mal uso de la visera.
Contextualizando las normas vigentes
España tiene establecida una normativa clara sobre cómo los dispositivos dentro del vehículo no deben alterar el campo visual del conductor. Es comparable a tener un parabrisas sucio o adornos colgantes del retrovisor, situaciones que también son susceptibles de sanciones. Por ello, es imperativo que los conductores sean conscientes de mantener siempre la visión despejada para poder reaccionar adecuadamente ante cualquier eventualidad en la carretera.
Palabra de conductor VS palabra del agente. Agente, ésto no me obstaculiza la visión. A lo que el señor agente responde: yo creo que sí. Tenga su receta.