«La gente que espera recibir un riñón está preocupada y es importante decirles que seguimos trabajando en esto». El jefe de la UCI de Son Espases es también el coordinador de trasplantes del hospital. A pesar del nivel laboral que le exige la pandemia de la COVID-19 el doctor Julio Velasco explica con satisfacción que nunca han renunciado a recibir y trasplantar órganos en tiempos de pandemia.
Con cuatro donantes desde el inicio del estado de alarma, tres de ellos por muerte encefálica y uno por asistolia, se han podido realizar ocho trasplantes de riñón, además de córneas o tejido óseo, y un hígado «que se fue a Barcelona para una paciente muy grave».
Según la Organización Nacional de Trasplantes, Baleares ha liderado en estos tiempos de crisis sanitaria la donación y los trasplantes por millón de habitantes. «Hemos mantenido una continuidad», explica el doctor Velasco, quien también reconoce que «el año pasado por estas fechas había más donantes». Lo cierto es que también ha habido menos muertes encefálicas, casi ningún accidente de tráfico u otras patologías habituales como ictus o infartos.
Si bien el 3 y el 6 de marzo, cuando ya se hablaba de pandemia hubo una donación de órganos, el mayor mérito recae con la paralización de la actividad que supuso el estado de alarma. El doctor Velasco destaca además la implicación del resto de hospitales, pues dos de los donantes fueron detectados en Manacor y en Son Llàtzer, respectivamente. «Se le ha consultado a la directora médica si podían tirar adelante todos los casos y nos ha dado confianza suficiente», destaca.
Por otra parte, los receptores de los órganos debían estar 12 horas en unidades controladas del hospital. Se han mantenido todas las directrices que marca la coordinación nacional de trasplantes y si antes se le hacía la prueba de la hepatitis B y C y del VIH a cualquier donante, ahora también se les hace una PCR el mismo día de la extracción para descartar la COVID-19.
Lo mismo sucede con los posibles receptores. «Se les hace a todos y si alguno fuera positivo, que no se ha dado el caso, se tendría que trasplantar a otro», explica el doctor Velasco.
Trabajo en equipo
El trabajo de la unidad de trasplantes cobra valor con el plus de la pandemia que ha llenado los hospitales de pacientes COVID. «Tengo a cinco compañeros más adjuntos con los que somos una piña», explica la clave del éxito. Desde que le nombraran coordinador en 1987, «siempre he defendido el trabajo en equipo», la misma idea que traslada a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) que también dirige, donde «tengo un equipo extraordinario de gente joven, con mucha marcha y ganas de trabajar».
Velasco destaca que, de momento, ninguna de las 250 personas de este servicio, en la primera línea de la pandemia, se ha contagiado. «Las cosas se han hecho muy bien, es un orgullo. Si hubiera enfermado parte de esta plantilla hubiera sido un trastorno muy importante», advierte.