Los niños son el sector de la población que está sufriendo un confinamiento más estricto, motivado por el estado de alarma para hacer frente a la pandemia de coronavirus, ya que hasta el próximo 26 de abril no está previsto que se flexibilice un poco, al permitir a los menores de 14 años dar paseos cortos.
El confinamiento provoca secuelas en los niños y la coordinadora de Pediatría de Baleares, Marga Cañellas, da algunas recomendaciones para minimizarlas. En primer lugar, aconseja a las familias seguir una serie de rutinas, como establecer horarios regulares de comidas, ocio, aprendizaje, ejercicio y sueño. Además, sugiere rutinas de higiene diaria, ayudar a las tareas habituales de casa, una exposición solar 10-15 minutos al día y una dieta saludable mediterránea.
También propone que «una parte del día debe estar dedicada al aprendizaje, sin abusar de los tiempos de dedicación diarios». También insta a limitar la utilización de pantallas, así como a fomentar su uso para facilitar las conexiones virtuales con amigos y familiares.
En el caso concreto de las nuevas tecnologías, Cañellas sostiene que «ha tenido sus puntos positivos en este confinamiento». Así, explica que ha paliado los efectos del aburrimiento con la visualización de series favoritas, ha contribuido al entretenimiento, al ejercicio en familia, ha ayudado a mantener la socialización en los adolescentes con sus congéneres y ha sido una herramienta muy importante de trabajo en la educación de los niños y adolescentes a través de plataformas del e- learning».
No obstante, advierte que «el abuso de las pantallas también tiene sus efectos deletéreos en la salud: por ejemplo la exposición a la luz azulada y la alteración en la secreción de la melatonina que puede provocar problemas de conciliación del sueño, favorecer el autoaislamiento social e irritabilidad, entre otros problemas.
Por ello, recuerda que las diferentes sociedades científicas de pediatría recomiendan no exceder de un máximo de dos horas por la mañana y dos horas por la tarde de utilización de pantallas y, sobre todo, no exponerse a ellas dos horas antes de acostarse. La coordinadora de Pediatría de Baleares, aconseja que antes de retirar las pantallas a los niños se les debe avisar con cinco minutos de antelación para «evitar momentos de irritación y estallidos emocionales».
Otra de sus sugerencias para llevar mejor el confinamiento son fomentar el juego, las actividades y el ejercicio en familia, así como favorecer la comunicación entre miembros de la misma. Cañellas insiste en que «el deporte es un regulador de las emociones, por lo que es muy recomendable instaurar rutinas de ejercicio físico regular para toda la familia; esta práctica tendrá efectos beneficiosos a nivel físico y psicológico, mejorando la relación entre los miembros de la familia».
¿Qué deben comer los menores?
La coordinadora de Pediatría de Baleares expone que «en tiempo de confinamiento es frecuente que el aburrimiento y la ansiedad nos hagan aumentar el consumo de productos con mayor palatabilidad pero, que a su vez tienen potenciales efectos deletéreos en la salud, como pueden ser alimentos ricos en grasa, chocolates, picoteos….».
En primer lugar, señala que «es importante mantener unos horarios regulares, garantizando unas cinco comidas al día (tres principales: desayuno, comida y cena; dos meriendas ligeras a media mañana y media tarde) y evitando el picoteo».
Además, insiste en la necesidad de «seguir, como habitualmente recomendamos los pediatras,la distribución de la frecuencia de alimentos según pirámide nutricional adaptada a niños». En este sentido, señala que «deberíamos facilitar el consumo de alimentos frescos, con una dieta rica en fruta y verduras. Las indicaciones habituales a seguir en una dieta típicamente mediterránea».
Por el contrario, Cañellas sostiene que se debe evitar en la medida de los posible el consumo de productos ultraprocesados, precocinados, bollería y refrescos azucarados, así como un consumo excesivo de hidratos de carbono.
Con la finalidad de paliar la falta de vitamina D que puede provocar la carencia de luz solar, aconseja a las familias realizar una dieta rica en vitamina D, como la contenida en aceites de pescado y pescados (sardina, atún, salmón), los lácteos (leche, queso, yogurt, mantequilla, crema de leche) y en la yema del huevo. Además, recomienda una exposición diaria al sol de 10-15 minutos, aunque sea desde una ventana.