La mayoría de mallorquines siguió este sábado las directrices de las autoridades sanitarias y se quedó en casa. Por supuesto que algunos –muchos– salieron, pero para acumular alimentos ante la expectativa entonces, cada vez más próxima, de verse obligado a recluirse las dos semanas siguientes. Igual que los días precedentes, las colas y aglomeraciones fueron una constante en la mayoría de supermercados. Es muy probable que el lector haya recibido en su móvil alguno de los inquietantes vídeos que circulaban por WhatsApp, como el de la kilométrica cola de clientes que a las siete y media de la mañana aguardaba la apertura de la carnicería Ca na Paulina o el de algún Mercadona con los estantes vacíos y a rebosar de gente con el carro lleno.
Si en los primeros días era el papel higiénico, parece que ahora la obsesión de la población pasa por almacenar carne en el congelador. No solo en Ca na Paulina hubo colas, sino también en el mercado del Olivar, donde antes del mediodía el vendedor Joan Morey se disponía a cerrar al haber agotado las existencias. «Los clientes que habitualmente se llevan una pechuga hoy se han llevado cuatro o cinco. Todo el mundo carga la cesta más de lo normal. Supongo que esto habrá provocado que los mayoristas tengan menos stock, porque esta mañana me han suministrado la mitad del género que había pedido», comentaba Morey.
Tras la comparecencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, la historia da un giro. Calles vacías en el arranque de este domingo. Hay que quedarse en casa y el Ejecutivo únicamente permite a la gente salir para trabajar e ir a comprar alimentos.
Los estratos elementales a nivel comercial, alimentario, transporte, sanitario y de servicios se mantendrán operativos, como lo viene haciendo a lo largo de la jornada de este domingo, aunque el cierre de instalaciones y recintos se irá extendiendo con el paso de las horas hasta la mañana de este lunes, cuando sean del todo efectivas las medidas de urgencia aplicadas por el Gobierno de España.
En la Isla, las comunicaciones se verán restringidas aunque no se aplicarán acciones drásticas que afecten en exceso a su desarrollo, tanto en los transportes urbanos e interurbanos como en las conexiones aéreas y marítimas, que se garantizan a menor escala de lo habitual, también dadas las medidas tomadas por diferentes aerolíneas que han optado por cancelar sus vuelos desde las Islas y con destino al archipiélago.
A nivel social y deportivo, el cierre de instalaciones se ha iniciado este mismo sábado, y entre el domingo y el lunes quedará completado, siguiendo las normas trazadas por Salut Pública y las instituciones estatales.
Desde el Govern Balear y el Gobierno de España se han lanzado diferentes mensajes llamando a la calma a la población ante las duras medidas a aplicar, garantizando aspectos esenciales como la atención médica o el suministro de alimentos, intentando frenar el caos provocado en las primeras horas, plasmado en forma de colas y momentos de tensión en diferentes centros de abastecimiento a pequeña y mediana escala en las Islas. Pese a ello, este domingo se pudo ver a agentes de la fuerza pública controlando los movimientos humanos en algunas grandes superficies de la Isla.
La normalidad se ha instalado en las calles de Mallorca y de Baleares, a la espera de conocer el alcance real de una situación que este lunes se podrá palpar al aplicarse en su totalidad el catálogo de medidas impuestas por el Gobierno para detener la propagación del coronavirus.