Mónica Benicio es arquitecta urbana. Nacida en una favela de Río de Janeiro hace 33 años, se quedó viuda en marzo de 2018 después de que asesinaran a su esposa, la concejala Mairelle Franco. Activista pro LGTBI, ha venido a Mallorca para participar en el Ella Lesbian Festival.
Su esposa fue asesinada en Río de Janeiro. ¿Puede explicarnos qué sucedió?
—Mairelle era regidora de Río de Janeiro. Fue ejecutada la noche del 14 de marzo de 2018 en un crimen político que aún no se ha resuelto. Regresaba a casa de una mesa redonda con otras mujeres negras y la ametrallaron desde un coche, en medio de la calle. Ya ha pasado un año y medio, pero el Estado todavía no ha aclarado quién mandó asesinarla.
¿No se sabe quién fue?
—De momento hay dos personas en la cárcel: el que se supone que disparó y el chófer. Pero aún no ha habido un juicio, de manera que existe la posibilidad de que puedan salir a la calle. El Estado debería buscar las evidencias para proceder al juicio. Ya han pasado 539 días y todavía no hay respuesta. De todas maneras, para mí lo más importante es saber quién mandó asesinarla, y aún no hay una respuesta oficial.
Imagino que en Brasil es insólito que mujeres negras se dediquen a la política.
—No. Mairelle precisamente representó que una mujer lesbiana y negra podía ocupar un espacio en la política institucional. Este es realmente su legado. Después de su asesinato hubo una movilización social muy grande que hizo que muchas mujeres se dedicaran a la política, mujeres que siguen activas. En las elecciones estatales de Río de Janeiro, celebradas poco después de la ejecución de Mairelle, fueron elegidas tres mujeres negras que habían trabajado como asesoras suyas. Y fueron elegidas muchas otras mujeres, algunas de ellas transexuales, en el resto del país. Mairelle no fue la primera política negra y lesbiana de Brasil, pero su ejecución sí creó un antes y un después.
Ahora hay un nuevo presidente en Brasil: Bolsonaro. ¿Cómo les ha afectado su llegada al poder?
—Aparte de que la Amazonía está ardiendo, el presidente es la personificación de la LGTBIfobia, es misógino y racista. Debería haber sido un chiste de mal gusto, pero allí está, de presidente.
¿Ha tomado decisiones contra el colectivo LGTBI?
—La primera decisión que tomó ya fue LGTBIfóbica: creó un ministerio para la mujer y la familia que excluía a los LGTBI. Al frente de este ministerio puso a Damares Regina Alvares, que hace exactamente lo mismo que Bolsonaro, es decir, un desservicio a la democracia.
Imagino que los LGTBI han reaccionado y plantado cara.
—Indudablemente. Ningún LGTBI va a volver al armario. Bolsonaro tiene un discurso extremadamente LGTBIfóbico que legitima la violencia contra este colectivo. Esto es muy peligroso en uno de los países donde más se mata a LGTBI, pero paralelamente a la represión hemos conseguido derechos. Por ejemplo, que el Tribunal Supremo considere un crimen la LGTBIfobia.