La junta directiva de la Asociación de Clubes Náuticos de Baleares (ACNB) se ha reunido este viernes en el Club Nàutic de Portocolom, donde ha expresado su preocupación por el futuro del Club Marítimo Molinar de Levante (CMML), y ha acordado pedir a la presidenta del Govern balear, Francina Armengol, que se comprometa públicamente a garantizar su supervivencia.
Según ha informado la Asociación en un comunicado, el CMML es el club más antiguo de Baleares, con 101 años de historia y «es un bien patrimonial que debe ser protegido».
El Club Marítimo Molinar dejó de ser oficialmente concesionario de sus instalaciones el pasado 16 de marzo y para regresar al puerto que ocupa desde 1917 tendrá que enfrentarse a una competencia de proyectos a la que podrán concurrir sociedades mercantiles y otras empresas «disfrazadas» de clubes náuticos.
La ACNB ha querido expresar que no entiende la «urgencia» de la Autoridad Portuaria de Baleares por iniciar unas obras que no podrán estar concluidas antes de las elecciones autonómicas del mes de mayo, salvo que «la razón de esta premura sea utilizar la reforma del Molinar como una acción de propaganda de cara a esos mismos comicios».
En cuanto al propio plan de reforma del puerto de Es Molinar que ya está desarrollando la Autoridad Portuaria, la Asociación de Clubes Náuticos de Baleares advierte de que se trata de un «brindis al sol» cuya sostenibilidad económica es «más que dudosa desde el punto de vista de la gestión portuaria, al no contemplar un mayor número de amarres y prohibir la actividad de varada».
«Si se cortan todas las vías de financiación, no hay posibilidad de que el club sobreviva dignamente», asegura el presidente de la ACNB, Miquel Suñer, quien teme que «la gestión portuaria propia de un club devenga, como consecuencia del Plan Gual, en la gestión de un restaurante».
La solución técnica planteada por la APB tampoco convence a la Asociación de Clubes Náuticos, que lamenta el silencio político, vecinal y asociativo ante la próxima construcción de un gran dique sumergido de 57 metros frente a la bocana del puerto sin el Dictamen de Impacto Ambiental que la administración sí exigió al Club Marítimo cuando presentó su proyecto de ampliación.
«Este dique costará mucho dinero público, supondrá un peligroso escollo para la navegación, tendrá un claro impacto ambiental y ni siquiera garantiza que mejore significativamente la agitación interior del puerto», concluye Suñer.