Mallorca es una tierra donde la naturaleza es salvaje y abundante. A pesar de que las construcciones gigantes dedicadas a acoger al turista sean cada vez más numerosas, el medio natural sigue ocupando una parte muy importante del territorio.
Un grupo de emprendedores procedente de Israel se ha dado cuenta del potencial que tiene la Isla y están buscando los recursos para construir Huella Verde, la primera ecoaldea para personas creativas, en un entorno que aúne viviendas y empresas.
Esta idea encuentra su inspiración en los kibutz israelíes, unas comunas agrícolas que fueron imprescindibles para la creación de lo que hoy conocemos como Estado de Israel. Sigal Weiss es la cabeza visible de el grupo de emprendedores que proponen el kibutz a la mallorquina. Explica que «escogeríamos a 100 o 120 familias cuyos miembros, o al menos uno, sean capaces de generar conocimiento». La idea es que haya todo tipo de profesiones para que, con el tiempo, sea una comunidad autogestionada y que incluso pueda exportar conocimiento».
El grupo busca un terreno de al menos 400.000 metros cuadrados –el equivalente a casi 59 campos de fútbol del tamaño de Son Moix– donde se instalarán las casas, todas ellas de unos 200 metros cuadrados y con un estudio para crear. Además, Huella Verde contará con una zona común con laboratorio, escoleta, teatro... El precio de estas viviendas, aunque no está cerrado, no superará los 700.000 euros y deberá estar lista en unos cuatro años.
Tradiciones
Weiss explica que «esta comunidad busca respetar las tradiciones mallorquinas y lo que la tierra ofrece, y dar poder a los que la integren».
Jaqueline Tobiass, presidenta del Instituto de Relaciones Culturales Baleares-Israel, es el enlace entre la comunidad y los emprendedores. Asegura que «esta comunidad será buena para la Isla».