Estarellas Sabates fue fundado en el año 1937 por Miquel Estarellas, que era fabricante de zapatos y vendía sus propios artículos. Tras su muerte, sus cuatro hijos se repartieron los diferentes negocios y de esta tienda se hizo cargo su hijo Sebastià.
Ya en el año 1976 cambió de propietarios y la familia Estarellas se la traspasó a las hermanas Catalina y Maria Nieves Palou Ramon; en su familia ya tenían negocios de calzado. El actual propietario, Miquel Riera, cuenta que su mujer y su cuñada se hicieron cargo directamente del negocio, aunque él estuvo desde el principio con ellas.
Miquel recuerda que en la década de los 70 no había tanta competencia como ahora y destaca que «el negocio era más rentable, todo funcionaba mejor que ahora». En este punto, confiesa que «si trabajas es porque te gusta mucho comprar y vender».
Estarellas Sabates ha sido declarado establecimiento emblemático por el Ajuntament de Palma, ya que ha logrado sobrevivir a las diferentes crisis económicas sin perder su esencia. «Los comercios somos el reflejo de la situación del país. En la crisis de 1993 hubo un bajón muy fuerte, en 1976 se tuvo que devaluar mucho la peseta». En relación a esto último, subraya que estuvieron dos meses prácticamente sin vender, ya que los extranjeros esperaban a que se produjese la devaluación de la peseta. Sin embargo, asegura que «la última crisis económica ha sido la más fuerte porque la competencia es mucho mayor y cada vez hay más dificultades para poder vender».
En este punto, argumenta que «a la gente le resulta más cómodo ir a un centro comercial y aparcar gratis», que desplazarse hasta el centro de Palma. Esto ha provocado un descenso del volumen de ventas. «Cada temporada las vamos bajando y esto es preocupante», lamenta. Aunque las franquicias también suponen una competencia importante para el pequeño comercio, Miquel señala que «las franquicias no te ayudan, pero te obligan a superarte». En este punto, subraya que el 80 % de los productos que venden Estarellas Sabates son nacionales. Pese a todas estas dificultades, no se platean cerrar porque «nos gusta el trabajo, atender a la gente; es nuestra vida». Además, confiesa que el secreto para haber sobrevivido a todas ellas es «ofrecer un producto de actualidad, a un precio muy ajustado y ganarse al cliente; hay que trabajar mucho para poder fidelizar al cliente».
Respecto a los clientes, señala que el 50 % son españoles y el 50 % restantes turistas. Cabe destacar que a la zapatería acuden a comprar muchas más mujeres que hombres. «Por cada zapato que compra un hombre, una mujer adquiere cinco», precisa.
En relación a la declaración de establecimientos emblemáticos que ha aprobado el Ajuntament de Palma, considera que se trata de una iniciativa positiva, que puede ayudarnos». No obstante, asegura que las instituciones «deberían hacer más cosas» con la finalidad de ayudar al pequeño y mediano comercio que existe en la capital balear.