«El coste de mantenimiento de este portaaviones cuesta en torno a un millón de dólares al día», aseguró ayer el jefe de relaciones públicas a bordo del USS CVN-75 Harry S. Truman, teniente John Fage, a los medios en presencia de la agente consular Kimberly Marshall. Durante toda la jornada reducidos grupos de visita tuvieron ocasión de inspeccionar las distintas instalaciones de esta fortalaza flotante, cuya eslora equivale en metros (332) a la altura del Empire State de Nueva York.
Los tripulantes, más de 6.000 dentro del grupo de ataque integrado junto al crucero San Jacinto, un destructor y una fragata, con un 25 por ciento de mujeres, destacaron su satisfacción por su estancia en Palma y las múltiples actividades desarrolladas en tierra, tanto a nivel lúdico como cultural. Una primera visita que se ha desarrollado, indicaron, en el marco del fortalecimiento de las relaciones ente países aliados, tras una misión en el Golfo Pérsico con base operativa en Bahrein, y de apoyo a las tropas de Afganistan, que ha sumado casi nueve meses.
En la actualidad, bajo el mando operativo de la Sexta Flota, zarpará hoy en dirección a su base de Norfolk, en Estados Unidos, donde permanecerá por espacio de dos años, para operaciones de mantenimiento. En el hangar se encontraba ayer el avión estrella de la escuadrilla, un F-18 con distintivos específicos al pertenecer a uno de los pilotos más veteranos y experimentados –entre el centenar que compone su fuerza aérea– y que en esta misión ha realizado casi tres mil salidas. En la cubierta de vuelo, donde cuatro catapultas pueden lanzar dos aviones cada 40 segundos, se halla la mayor parte de su parque aéreo, compuesto en la actualidad por 65 aeronaves, entre aviones y helicópteros. El coloso naval, noveno nuclear en la US Navy, ha mantenido sus seis radares activados durante su escala en la Isla, uno de ellos capaz de barrer el espacio aéreo en centenares de millas.
Trabajo y salario
«El turno de trabajo de la dotación, cuyo salario básico es de 20.000 dólares al año, es rotativo y activo las 24 horas a lo largo y ancho de sus 17 pisos que suma la altura desde las cubiertas inferiores, donde se hallan los reactores atómicos, al puente de mando naval y aéreo. Su función, indicó el teniente J. Fage, es disuadir de actividades no deseadas y de mantenimiento de la paz. Asimismo, indicó que la menor presencia de la Sexta Flota en el Mediterráneo se debe a un desplazamiento de la mayor parte de las unidades operativas a los teatros de operaciones de Oriente. Este portaaviones posee un buque de apoyo para avituallamiento, aunque en Mallorca ha embarcado algunos víveres.