El pasado domingo medio mundo celebró la entrada del Año Nuevo chino, que según los astrólogos de aquel país comenzará bien, será propenso a las bodas, pero que puede terminar de forma bastante conflictiva. Será un año que tendrá un mes más que los demás años, ya que finalizará el próximo 17 de febrero de 2007. La colonia china de Mallorca, para no ser menos, también celebró la efeméride. Unos, de forma particular, en sus casas o en restaurantes, otros, en comunidad, en el Casino de Mallorca, y otros, como Tony Yoh, que quiso hacer partícipe de esta fecha -como ya hizo otros años- a ciudadanos de Mallorca, a los que invitó a cenar en su restaurante de Palmanova, el Gran Dragón. Una rica y abundante cena, muy bien presentada, en la que tomaron parte la mayoría de los platos de la rica gastronomía china, además de una exquisita repostería que levantó el ánimo al mallorquinista más pesimista que acudió al convite con el 0-3 a cuestas.
Como no podía ser de otro modo, a los postres tuvo lugar el brindis, en el que se deseó lo mejor para todos. Por su parte, en el Casino de Mallorca, por cuarto año consecutivo, algunos miembros de la colonia china en Mallorca también celebraron la entrada del Año Nuevo chino.
Fueron alrededor de 250 chinos los que se dieron cita en aquel
lugar. Chinos llegados desde distintos puntos de la Isla.
Según explicó el representante del grupo, la colonia china de
Mallorca está integrada por unas 5.000 personas, de las cuales la
mitad está censada en Palma. Son cifras de chinos censados, que si
uno añade los que no lo están, son más. Por lo que pudimos ver, los
chinos celebrantes de la efeméride tienen por costumbre sumar a los
numerosos y variados platos que van a cenar otro de la tierra, que
en este caso es la coca mallorquina de trempó, que les encanta.
Tras el aperitivo a base de pimsam, que son pequeños platos de
entremeses, además de coca degustaron fideos chinos, arroz,
rollitos de primavera, callos, pescado frito, cacahuetes de la
suerte, etc., todo ello regado con refrescos, vino de arroz y,
sobre todo, Rioja. Una vez que dieron cuenta de la cena, pasaron al
Casino a jugar unas partidas, ya que el chino de por sí es un
jugador nato. Prefieren más un rato de ruleta, o de máquinas, que
un buen espectáculo. Ni que decir tiene que a la hora del brindis
hicieron votos por que el año recién iniciado sea bueno para
todos.
Pedro Prieto