Una segunda persona falleció este lunes por el nuevo brote de ébola declarado este fin de semana en el noroeste de la República Democrática del Congo (RDC), confirmaron este martes a Efe fuentes de la Organización Mundial de la Salud (OMS). «Está confirmado. (Ella) era un contacto del primer caso y murió este lunes. Puedo deciros que tuvo un entierro seguro y digno», dijo este martes a Efe por teléfono una responsable de comunicación de la oficina de la OMS para África. De acuerdo a esa misma fuente, las autoridades sanitarias han rastreado ya y están monitorizando un total de 145 contactos y «la campaña de vacunación empezará pronto».
La mujer, de 25 años, falleció en la ciudad norteña de Mbandaka, capital de la provincia noroccidental de Ecuador, tras empezar a experimentar síntomas doce días antes. Según detalló la OMS a través de la red social Twitter, se trataba de un contacto de «alto riesgo», al ser la cuñada del primer fallecido. Las autoridades congoleñas declararon este sábado un nuevo brote de la enfermedad en el país -el decimocuarto- tras confirmar un nuevo caso en Mbandaka, según confirmó a Efe el coordinador de los programas contra esta enfermedad en la RDC, Steave Ahuka. El paciente, de 31 años, empezó a sangrar persistentemente el pasado jueves mientras era atendido en el hospital tras presentar algunos síntomas propios de la enfermedad, como fuertes dolores de cabeza y fiebres, y falleció el viernes 22 de abril.
Ese fue el primer caso de ébola registrado en la RDC desde que la OMS anunciase el 16 de diciembre de 2021 el fin del decimotercero y último brote de la enfermedad en el país, que provocó once casos y seis muertos en la provincia nororiental de Kivu del Norte. Desde 2018 hasta 2020, el noreste de RDC -incluyendo las provincias de Kivu del Sur, Kivu del Norte e Ituri- vivió su peor brote de ébola, con al menos 2.299 muertos, según los últimos datos de la OMS. Esta enfermedad, descubierta en 1976 en la RDC -entonces llamada Zaire-, se transmite por contacto directo con la sangre y fluidos corporales de personas o animales infectados.
Esta fiebre causa hemorragias graves y puede alcanzar una tasa de mortalidad del 90 %, mientras sus primeros síntomas son fiebre repentina y alta, debilidad intensa, y dolor muscular, de cabeza y de garganta, además de vómitos. Desde 2014 a 2016, esta enfermedad provocó la muerte de unas 11.300 personas en África occidental -Guinea-Conakri, Liberia y Sierra Leona-, si bien la OMS advirtió que estas cifras pueden ser conservadoras.