Las tensiones con Irán y Siria afloraron ayer en la apertura de la 16ª Cumbre del Movimiento de Países No Alineados (MPNA), en Teherán, donde el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y el presidente egipcio, Mohamed Mursi, pusieron de manifiesto los principales conflictos de Oriente Medio.
Frente a los gobernantes iraníes, Ban pidió a Teherán que cumpla las resoluciones de la ONU que reclaman que frene su programa nuclear y que facilite la actuación del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) en el país.
Ban condenó, asimismo, las amenazas de Israel y EEUU de atacar Irán por su programa nuclear, pero también reprobó la negación de la existencia del Estado de Israel y del Holocausto judío por parte de los líderes iraníes.
Acusaciones
El conflicto de Siria lo planteó con crudeza el presidente egipcio, el islamista Mohamed Mursi, quien calificó de «opresivo» al régimen sirio que encabeza Bachar al Asad, del que dijo que, con sus acciones violentas, ha «perdido la legitimidad».
En cualquier caso, Mursi recalcó que, para conseguir la paz, hay que impedir que se generalice la guerra en Siria, donde pidió que la oposición se una para buscar una salida pacífica al conflicto.
Durante la intervención de Mursi, que entregó la Presidencia temporal de los No Alineados, que Egipto ha ejercido los tres últimos años, al presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, la delegación de Siria, que encabeza el primer ministro, Wael Nader al Halqi, abandonó la sala, a la que regresó terminado el discurso del presidente.