De forma unánime y tras once días de intensas deliberaciones, un jurado de nueve hombres y tres mujeres declaró culpable a la auditora Arthur Andersen por la destrucción sistemática de miles de documentos y archivos electrónicos relacionados con la empresa energética Enron.
Arthur Andersen, que durante 16 años auditó la contabilidad de Enron, afronta la posibilidad de una multa de hasta medio millón de dólares y no poder realizar auditorías para empresas públicas.
La auditora ya sufre el impacto de este escándalo, ya que se calcula que ha perdido más de 650 de sus 2.300 clientes del sector público en EE UU y otros más en el extranjero.
«Obviamente estamos decepcionados», dijo en rueda de prensa Rusty Hardin, uno de los abogados de la empresa, aunque reconoció que «los doce miembros del jurado hicieron lo que les pareció correcto». «Esta compañía no ha cometido delito alguno», insistió Hardin.
Según la acusación del Gobierno, Arthur Andersen, establecida hace 89 años, contribuyó a la destrucción de documentos relacionados con la auditoría de Enron, en los que la gigante energética habría camuflado su precaria situación financiera.
El fiscal Samuel Buell dijo que el veredicto es consecuencia lógica de las acciones indebidas de la auditora, que «optó por violar la ley al obstruir la justicia».