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Washington sigue atacando con bombas de racimo pese al malestar de las ONG

El Pentágono admite el uso del explosivo de fragmentación, que ya ha causado las primeras víctimas

EFE-ISLAMABAD
Las fuerzas encabezadas por Estados Unidos volvieron ayer a emplear las controvertidas bombas de racimo en sus ataques contra Afganistán, y han provocado sus primeras víctimas, nueve civiles en una localidad del oeste del país. Los ataques aéreos se centraron ayer, por quinta jornada consecutiva, en la línea del frente al norte de Kabul, donde se emplearon por primera vez las bombas de racimo, cuyo uso en otra zona de Afganistán ya ha producido malestar en la ONU y en las organizaciones no gubernamentales. Una fuente del Pentágono que no quiso dar su nombre confirmó su utilización. Una bomba de este tipo se abre mientras cae para soltar unas 200 «bombitas», cada una con su propio paracaídas, que son capaces de penetrar hasta el blindaje de los vehículos militares, tienen un efecto incendiario y lanzan esquirlas en todas direcciones.

La preocupación de la ONU radica sobre todo en que muchas de estas «bombitas» no explotan inmediatamente cuando caen al suelo, pero sí lo hacen cuando alguien las toca o pisa, a semejanza de una mina. De los nueve vecinos de una aldea en el oeste de Afganistán que murieron en un ataque con bombas de racimo en la madrugada del martes, ocho fallecieron en el acto pero otro más murió cuando recogía una de las «bombitas», según precisó hoy la portavoz de la Oficina de la ONU para la Coordinación de la Ayuda Humanitaria en Afganistán (OCHA), Stephanie Bunker. Cada una de esas «bombitas» es un poco mayor que una lata de refresco y de color amarillo, igual que los envoltorios de las comidas preparadas que también lanza sobre Afganistán la aviación norteamericana, por lo que se teme especialmente por los niños que las intenten recoger sin saber de lo que se trata realmente.

Los bombardeos continuaron en las afueras de Kandahar, la ciudad más importante del sur de Afganistán, al tiempo que el régimen talibán denunciaba matanzas y pidió a la Organización de la Conferencia Islámica que envíe una misión para que inspeccione los destrozos causados por los ataques. El ministro de Educación del régimen talibán, Amir Khan Muttaqi, dijo que «muchas personas» murieron cuando un autocar de pasajeros fue alcanzado por una bomba en el extrarradio de Kandahar. Mientras, y con noticias que vaticinan una próxima contraofensiva talibán, la opositora Alianza del Norte ha reducido su estrategia militar al control del norte de Afganistán, donde ayer estrechó el cerco en torno a la ciudad de Mazar i Sharif.

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