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La herida continúa abierta un mes después

Estados Unidos lanzó ayer su mayor ataque contra Afganistán desde que el pasado domingo comenzara la ofensiva

La biografía de Bin Laden se ha convertido en un auténtico éxito de ventas.

AGENCIAS - WASHINGTON/KABUL
Un mes después de la tragedia del 11 de septiembre, Estados Unidos continúa inmerso en una mezcla de rabia y miedo que, de entrada, les impide vivir con tranquilidad. Con las Torres Gemelas se derrumbó en este país el concepto de «seguridad» y sus ciudadanos, apiñados como nunca en torno a su presidente, se han aferrado al patriotismo para hacer posible el lema que desde entonces reza por doquier: «Unidos prevaleceremos». Durante este mes, los estadounidenses se han colocado banderitas en la solapa, las han sacado a la parte más visible de sus jardines y las han colocado también en sus automóviles para demostrar, al mismo tiempo, orgullo patrio y duelo por los «héroes» caídos en la tragedia. Estos atentados, y las constantes amenazas contra la seguridad del país que Osama bin Laden y su grupo Al Qaida han vertido después, han inflamado el espíritu de este país que, si bien siente miedo como nunca antes, está también dispuesto a hacerle frente.

Por eso apoya casi unánimemente la guerra que comenzó el pasado domingo, después de que el Departamento de Estado hubiera tejido la más amplia y complicada red de apoyos a la lucha contra el terrorismo que se podía imaginar. Igualmente, durante este mes, el Departamento de Defensa ha enviado a la región de Afganistán efectivos suficientes para asegurar una larga y continuada ofensiva militar, tanto aérea como terrestre. El presidente George W. Bush, que con toda seguridad se enfrenta ahora a la crisis más crucial de su presidencia, goza de un respaldo sin precedentes "92 por ciento" y está volcado en proveer a los ciudadanos no sólo la seguridad que demandan sino también esperanza. La CIA y el FBI, al igual que las demás agencias de espionaje, trabajan 24 horas para detectar tramas terroristas y conseguir información para evitar nuevos atentados.

El Congreso hace gala de una unidad de acción que ha permitido desde confirmar por la vía expeditiva al embajador en Naciones Unidas hasta aprobar leyes de emergencia para incrementar la seguridad en diferentes áreas de la vida ciudadana. En estos momentos, lo que anhelan es recuperar el perdido sentimiento de tranquilidad con el que antes del 11 de septiembre disfrutaban de las cosas cotidianas. Ahora, muchos temen dejar a sus hijos solos, desconfían del agua que sale por los grifos de sus casas; evitan viajar en avión y están temerosos de acudir a grandes lugares públicos, lo que está minando una de las diversiones favoritas de este país: comprar en las grandes superficies.

Precisamente ayer, aviones de Estados Unidos atacaron Kabul y lanzaron al menos 13 bombas en lo que constituye el mayor ataque desde que comenzó la ofensiva. Las fuertes explosiones se produjeron durante la cuarta noche de bombardeos consecutivos. Los aviones empezaron a sobrevolar la ciudad a partir de las 17.45 hora española, lanzando al menos 13 bombas en el norte de la ciudad, cerca del aeropuerto. Asimismo, la región de Kandahar, feudo de los talibán en el sur de Afganistán, fue blanco de intensos bombardeos, según señalaron habitantes de la zona. Durante este tiempo, el parqué madrileño ha aguantado la crisis internacional y acumula desde entonces un recorte del 1'9%, pese al desplome experimentado al principio. Mientras, el precio del petróleo se ha reducido en un total del 18%, a pesar del repunte inicial, y la cotización del euro frente al dólar ha subido un 1'6%.

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