El atentado contra las Torres Gemelas de Nueva York y el Pentágono de Washington desató desde ayer tarde una oleada de condenas en todo el mundo y llamamientos a emprender una lucha coordinada internacional contra el terrorismo. Rusia se solidarizó con Estados Unidos ante el horror de unos bárbaros ataques terroristas coordinados que desencadenaron órdenes de alerta máxima en las Fuerzas Armadas y despertaron la emocionada respuesta de los moscovitas. Vladímir Putin mandó mensajes sucesivos a Bush y al pueblo norteamericano.
Después de reunir al gabinete de emergencia, el primer ministro británico, Tony Blair, anunció una serie de medidas drásticas ante los atentados terroristas. Además de poner en estado de alerta a la policía y a las fuerzas de seguridad en todo el país, el Reino Unido ha cancelado los vuelos a Estados Unidos. El gobierno cubano expresó ayer su «dolor y tristeza» tras los atentados terroristas registrados en Nueva York y Washington y anunció su disposición a brindar ayuda «de carácter médico o humanitario» para el cuidado o rehabilitación de las víctimas de esos hechos, según un comunicado.
El presidente palestino, Yaser Arafat, condenó con dureza los atentados. «Condenamos absolutamente esos ataques peligrosos y enviamos nuestras condolencias a los estadounidenses, a su presidente George W. Bush y al Gobierno de EE UU», afirmó Arafat. El presidente de turno de la UE y primer ministro belga, Guy Verhofstadt, dijo que «lo ocurrido ayer es una tragedia no sólo para Estados Unidos sino para todo el planeta». El canciller alemán, Gerhard Schroeder, consideró los atentados como una «declaración de guerra contra la totalidad del mundo civilizado». «Quien respalde ese tipo de terror, viola todos los valores que fundamentan la convivencia del mundo civilizado», dijo Schroeder.
El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, y el presidente de la República, Carlo Azeglio Ciampi, expresaron de forma unánime su «horror» por los atentados de Nueva York y Washington y su «solidaridad» con el pueblo de Estados Unidos. Desde su residencia de Castel Gandolfo, el Papa Juan Pablo II ha estado informado continuamente «de la enorme tragedia» causada por los atentados en Estados Unidos y ha expresado su «firme condena por esta violencia que no lleva a ninguna parte».