Jaime Martínez, futuro alcalde de Palma a partir de este sábado, sigue enrrocado en su hoja de ruta, gobernará el Ajuntament de Palma en minoría y no incorporará a Vox en su gobierno. El dirigente popular ha diseñado una estructura para Cort compuesta por 10 macroregidurias, frente a las actuales 14, que ocuparan sus compañeros de partido electos. Tan claro tiene Martínez este escenario que, aunque está pendiente un encuentro con Fulgencio Coll, en su entorno lo consideran un trámite que sólo se hará por respeto institucional. En este sentido aseguran que no habrá ni negociación ni ofrecimiento alguno a los ultraconservadores ya que dan por hecho que, en ningún caso, se alinearan con los partidos de la izquierda, que ocuparán los asientos de la oposición, en las cuestiones de relevancia.
Fulgencio Coll, en un primer análisis de los resultados electorales, aseguró que no sería impedimento para que Martínez dirigiera el Consistorio y que apoyaría «cualquier cambio» en la política municipal que ha desarrollado el Pacte en los últimos ocho años. Con el paso de los días, y debido a las directrices que sobre los posibles pactos llegaron desde su dirección nacional, su discurso se fue matizando y comenzó a hablar de compartir responsabilidad en el equipo de gobierno. Los rumores decían que quería dirigir el área de Seguretat Ciutadana y que pedía la regiduria de Cultura para su numero dos en las listas, Margarita Durán.
Sin embargo se ha encontrado con la negativa popular a negociar por lo que, a día de hoy, su postura es «o entramos en el gobierno municipal con una importancia acorde con nuestros votos o estaremos en la oposición». Lo cierto es que Vox está atado de manos y sólo puede impedir que Martínez sea alcalde votando en la investidura a favor del candidato socialista, José Hila, como primer edil, posibilidad que se antoja imposible.
Desde el PP, por su parte, aseguran que el grupo de Coll sí que necesario para aprobar algunas cuestiones puntuales que necesitan mayoría absoluta, pero confían en llegar a acuerdos puntuales. Entre otras, el voto de Vox sería decisivo para aprobar los presupuestos, para algunos temas puntuales de urbanismo, como el PGOU, o para cambiar ordenanza y nombrar nuevos gerentes de empresas municipales.
En el caso de las cuentas, piensan que aprobando sus enmiendas tendrán su apoyo y si no las prorrogarán. En el tema urbanístico tampoco ven obstáculo porque ambas formaciones tienen la misma postura y en lo que se refiere a ordenanzas aseguran que Vox difícilmente votará en contra, por ejemplo, de un plan de choque de limpieza y tampoco se negará a los cambios de gerentes ya que, en caso contrario se mantendrían los actuales del Pacte.