Abierto hace tan solo cinco temporadas, el Hotel Torralbenc ha conseguido posicionarse como uno de los establecimientos más exclusivos de Menorca en cuyo pósito ha sabido recoger la esencia del lujo mediterráneo. Está rodeado de cinco hectáreas de viñedos que dan sentido al nacimiento de una bodega con el mismo nombre, cuya primera producción ha visto la luz este mes de junio. Pero ante todo Torralbenc es un proyecto personal de la familia Urtasun, muy vinculada a la Rioja Alavesa, que ha sabido trasladar a esta casa de campo menorquina el buen gusto por los placeres de la contemplación, del relax entre atenciones y una buena gastronomía. Un alojamiento en este sentido único en Menorca por sus características, que forma parte del exclusivo club Small Luxury Hotels, cuya vocación de servicio estriba en crear momentos únicos para sus huéspedes y cuidar de los detalles.
ORÍGENES. Ubicado a medio camino entre Maó y la urbanización de Cala'n Porter, Torralbenc empezó su funcionamiento en 2013 como complemento de la plantación de viñedos que formaba parte del proyecto vitivinícola que quería llevar a cabo en Menorca la familia Urtasun, propietarios de la prestigiosa bodega Remírez de Ganuza y de otros establecimientos hoteleros. Un finca típicamente menorquina formada por un conjunto de casas que habían estado dedicadas a la ganadería y la agricultura a finales del siglo XIX y principios del XX, sobre las que se llevó a cabo un meticuloso trabajo de rehabilitación para poder convertirlas en un alojamiento de lujo. Todo el conjunto respira una armonía de colores neutros y materiales naturales que crean una atmósfera relajante en todo el recinto desde prácticamente su llegada hasta el acceso señalado por el marés.
En total cuenta con 27 habitaciones divididas en seis categorías, con tamaños y distribuciones diferentes, al haberse respetado la estructura original. Una singularidad que convirtió cada estancia en única y personal, pero siempre acompañada de una terraza ajardinada o un balcón privado con vistas al campo o al mar. Y es que Torralbenc se sitúa en una loma alterosa con privilegiadas vistas a la costa menorquina, circunstancia que realza todavía más su posición de atalaya inspiradora, que durante estos cinco años de funcionamiento ha venido acompañada por la siembra de 600 olivos, 2.000 lavandas, 300 almendros y cerezos, así como una segunda plantación de cinco hectáreas más de viñedo.
“La singularidad del lugar nos invita a estar en sintonía con el entorno natural que nos rodea, por ello podemos ofrecer a nuestros clientes un contacto directo con la autenticidad de Menorca”, explica Mária Abad, directora de Torralbenc, quien forma parte del equipo de cincuenta personas que en temporada alta trabajan en este establecimiento. “En Torralbenc nos guiamos bajo el paraguas de la gestión de Marugal, una empresa especializada en el desarrollo, lanzamiento y operación de hoteles singulares como este”, comenta Mária. “Más del 90 por ciento de la plantilla hemos nacido en Menorca o estamos afincados aquí durante todo el año, y la mitad de nosotros llevamos desde el primer año en este proyecto tan ilusionante”, añade la directora. La prueba del éxito de Torralbenc es que de sus cinco temporadas ya tienen clientes repetidores que han llegado a alojarse hasta en diez ocasiones. “Personas enamoradas de Menorca que vienen dos o tres veces a lo largo de la temporada, que para nosotros son la prueba de que, poco a poco, las cosas se van haciendo bien”, destaca Abad.
GASTRONOMÍA. Pero quizás uno de los puntales de Torralbenc ha sido desde su apertura la oferta gastronómica con la que este establecimiento quiso presentarse en sociedad en su inauguración. Una carta integrada al producto y la cultura local que actualmente encabeza un gran nombre de la cocina de nuestro país, el vasco Gorka Txapartegi, un referente entre fogones por su restaurante Alameda en Hondarribia. Txapartegi ha sabido trasladar hasta Torralbenc su respeto extremo por el producto local para que su chef Luis Loza, otro profesional con una larga trayectoria en la alta gastronomía, ejecutase con precisión los platos que a diario se sirven tanto para los huéspedes que se alojan como para cualquier comensal, ya que el restaurante está abierto al público.
Junto a la maître Teresa González, que estuvo trabajando anteriormente con el prestigioso chef Ángel León, forman un equipo que basa su propuesta en una cocina mediterránea made in Menorca en la que se han dejado llevar por la calidad de los embutidos y quesos de Santa Catalina, los productos de Sa Cooperativa del Camp o los consejos de la Asociación Fra Roger. “El huerto orgánico complementa la base de nuestros platos, el propio aceite de la finca o los huevos de las gallinas que tenemos aquí nutren de sabores los pescados o las carnes que se sirven”, explica Gorka Txapartegui.
Hace poco han estrenado una gran barbacoa exterior con la que suman un aliciente nuevo de tratamiento de los productos a la parrilla. “Pero tan importante como nuestra cocina es nuestra carta de vinos, en la que tenemos más de 200 referencias a las que estamos encantados de añadir este año las 35.000 botellas de nuestra primera añada de Torralbenc, la bodega que da sentido a todo este proyecto y de la que esperamos nos pueda regalar muchas alegrías”, añade el cocinero vasco.
SERVICIOS. Dentro de su propósito de valor, el Hotel Torralbenc ofrece también un amplio abanico de servicios enfocados al bienestar que complementan tres cabinas de masaje, cuyo principal tratamiento de salud es un masaje holístico a base de aceites de romero y lavanda que combina técnicas de shiatsu y masaje sueco. “Pasar por nuestro establecimiento invita a un relax total donde nos gusta innovar cada año. Como novedad para esta temporada, por ejemplo, hemos incorporado el masaje a cuatro manos o el tratamiento facial 3D Collage Shock de Natura Bissé, que tiene un sorprendente efecto lifting, además de mejorar la densidad cutánea y preservar la hidratación”, comenta la directora de Torralbenc.
Asimismo, disponen de una gran piscina de agua salada que es una de las instalaciones destacadas del establecimiento, así como un gimnasio para actividades diarias de fitness. Pero en este intento de generar experiencias exclusivas también está la organización de clases de yoga, de pilates, de rutas en bicicleta guiadas por la finca o incluso de catas de vino en la propia bodega. Como no podía ser de otra manera, el Camí de Cavalls juega también un papel destacado en su oferta a la que sea a pie, a caballo o en bicicleta, se ofrecen rutas para su descubrimiento.