A mediados de setiembre, el Institut Menorquí d'Estudis y la Asociación de Fabricantes de Calzado de Menorca presentaron un libro elaborado por la doctora Carolina Beltrán con el título Perspectivas de la industria menorquina del calzado. Análisis actual del calzado balear, que revisa la situación y las perspectivas de la industria balear y menorquina del calzado. El minucioso trabajo de la Dra. Beltrán pone datos y cifras a la que ha sido una de las actividades económicas tradicionales de la isla.
En su momento más estelar, el 5,3% del calzado que se producía en España con medios mecánicos salía de Menorca. Hoy, la realidad es mucho más compleja y, este mes de octubre, la Asociación de Industrias Auxiliares del Calzado de Menorca emitía un comunicado en el que daba cuenta de su preocupación por la evolución del sector en los últimos años, marcado por una caída generalizada de la producción de la mayoría de artículos como hormas, palmillas, bloques o tacones, que dependen del calzado que se fabrica en Menorca.
EVOLUCIÓN. El sector del calzado en España ha protagonizado, en las últimas décadas, un importante proceso de reestructuración derivado del fenómeno globalizador, que se ha traducido en un incremento de la competencia internacional por la entrada masiva de producciones procedentes del sudeste asiático. Desde el año 2000, más de 500 empresas han quebrado y han desaparecido 13.500 puestos de trabajo en territorios de tradición manufacturera como la Comunidad Valenciana, Castilla La Mancha, Aragón o Balears, donde 660 personas han perdido su trabajo. En Menorca, concretamente, han desaparecido 350 puestos de trabajo, si bien durante el trienio 2009-2011 la elaboración de calzado ha experimentado una cierta estabilización, que ha generado un aumento de la facturación hasta los 15,7 millones de euros. Solo con la exportación se han alcanzado los 10,5 millones de euros.
Paralelamente, en este trienio se han podido recuperar 295 puestos de trabajo. “Desde 2011 se observa una incipiente tendencia al retorno por parte de la industria del calzado español que se había deslocalizado a China por el encarecimiento del factor trabajo, las tasas y los aranceles del gigante asiático, así como los problemas para controlar la producción y la calidad”, detalla la Dra. Beltrán.
RETOS. La producción de calzado de Menorca está centrada en el zapato de piel de señora de alta gama y la abarca tradicional, y la fabricación de zapatillas domésticas ya es residual. Mascaró, Pons Quintana, Homers, Salord Jover o Flavio Menorca representan las marcas menorquinas más prestigiosas en cuanto al zapato de lujo y de calidad para mujer, mientras que Calzados Ria, Mibo Cosits, Calzados Stefany's o Castell Massanet destacan por su fabricación de la típica abarca menorquina. Las cuotas importantes de exportación conseguidas por el sector son un buen síntoma del camino trazado. De hecho, se ha podido llegar a mercados como el de Italia, un país que ocupa la primera posición en moda.
Encima de la mesa, las firmas menorquinas tienen diversos retos, como innovar en los canales de distribución y venta al público (hoy excesivamente focalizados en tiendas multimarca); lograr que el reconocimiento y el prestigio que tiene la marca “made in Menorca” en España traspase a nivel internacional; aumentar la cooperación empresarial, que se podría manifestar, por ejemplo, en la adquisición conjunta de inputs con el fin de reducir los costes de la insularidad y aumentar el poder de negociación ante proveedores, y lograr que la industria auxiliar se organice en distritos industriales de proximidad geográfica, para que sea más competitiva y e