Margalida Tomàs tenía solo veinticinco años cuando Josep Massot i Muntaner le pidió formar parte del equipo de Randa. La revista constituía un proyecto personal del investigador, una publicación que profundizaba en diversidad de temas relacionados con la historia y la cultura de las Islas. Tras la muerte del intelectual en 2022, Publicacions de l’Abadia de Montserrat –sello del que fue director desde 1971– dejó de continuar con la edición de Randa, una empresa a la que había dedicado 48 años.
Ahora, medio siglo después, Lleonard Muntaner recoge el testigo de la emblemática publicación con la filosofía de mantener el espíritu original y, a su vez, que sea el principio de una nueva etapa. Presentarán el nuevo número, el 91, este jueves por la tarde en Ca n’Alcover. En el acto, que se celebrará a las 19.00 horas, participarán Damià Pons, Margalida Tomàs y Maria Muntaner.
«Cuando me llamaron unos meses después de la muerte de Massot para informarme de que no continuarían con Randa me puse muy triste. Me supo muy mal por la revista, pero también por él, porque era un proyecto que quería muchísimo, al que dedicó tantísimas horas de esfuerzo y trabajo. Después intenté que alguien de Mallorca se encargara de su continuidad y, entonces, Maria y Lleonard Muntaner me confirmaron que ellos asumirían la publicación de Randa, con pequeños cambios, pero con el mismo espíritu», recuerda Margalida Tomàs, que ejerce de coordinadora, junto a Maria Muntaner, de esta nueva etapa.
Esta entrega que presentan mañana, apunta Muntaner, se corresponde a 2024 y, a finales de este 2025, esperan poder lanzar el perteneciente a este año, ya que se cumple el 50 aniversario de la fundación de Randa. «La revista es un reflejo del carácter de Massot, donde recogía sus intereses, con artículos sobre historia, lengua y cultura, pero con una mirada amplia, aunque incidía en cuestiones como la Guerra Civil o el lulismo. Él fue el alma de la revista, es innegable, aunque se rodeó de grandes colaboradores, como la propia Margalida, que estuvo ahí desde el principio», añade.
Este volumen, coinciden, es de «transición», ya que implica la ruptura del «paréntesis» en el que había quedado Randa tras el fallecimiento de Massot y supone una «renovada» recuperación con un consejo de redacción, formado por Miquel Amengual, Miquel À. Casasnovas, David Ginard, Catalina Martorell, Mercè Picornell, Jesús Revelles, Maria Isabel Ripoll, Fanny Tur y Maria del Mar Vanrell. «La idea es que trabajen profesionales que estuvieron vinculados a Randa desde el principio, que empezaron incluso a publicar sus primeras investigaciones en la revista, y, a su vez, que incorporara a otros que están empezando o llevan menos años en este mundo», explican.
De esta manera, Lleonard Muntaner Editor, que acaba de celebrar su 30 aniversario, crece aunque, como puntualiza la editora, lo hace «poco a poco». «Randa salía dos veces al año, pero nosotros haremos uno al año. Queremos dar continuidad y, a la vez, renovarla. No partimos desde cero, tenemos un legado, pero debemos adaptarlo a nosotros», señalan. En cuanto al formato, también lo han transformado en un híbrido entre revista y libro, de unas doscientas páginas, que se podrá encontrar en bibliotecas, pero también en librerías. «Massot definía Randa como una revista de alta divulgación, para lectores no muy especializados, pero tampoco como una publicación divulgativa al estilo de Sàpiens. Es otra cosa. Queremos darle un aire nuevo, con más monográficos y misceláneas como las que incluían los números previos, así como una amplia bibliografía que recopile todo lo publicado, en temas culturales y humanísticos referentes a las Islas, algo que sin duda es de gran ayuda para los investigadores», detalla Tomàs.
«He sido pasado y soy presente de Randa, pero veo clarísimo que me gustaría que, en el futuro, hubiera más jóvenes en el equipo. No queremos que sea una revista personal, sino que sea colectiva. Massot trabajó muchísimo en Randa, pero también tenía un montaje editorial detrás del que nosotros no disponemos. Es innegable que este país no sería así de no ser por él, pero es necesario que se incorporen nuevos investigadores y profesores, aunque se mantenga el mismo espíritu». «Será igual, pero diferente», sintetizan Tomàs y Muntaner.