CRÓNICA

Fuerza femenina y fusión en el estreno del Mallorca Live 8.0

Unos 17.000 fans llenan el acotado de Magaluf y comparten el hechizo colectivo de la música

Nathy Peluso

Nathy Peluso regaló al público una de las mejores actuaciones del primer 'round' del Mallorca Live | Foto: M. À. Cañellas

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«Toda experiencia musical es un viaje hacia lo inefable». Así lo intuía el filósofo alemán Walter Benjamin cuando hablaba del aura de lo irrepetible. Y esa aura viva, vibrante, casi mística, flotó anoche sobre el recinto como una brisa marina cargada de luz, ritmo y promesas. La apertura del Mallorca Live 8.0 confirmó nuevamente que la música, cuando se comparte, se convierte en comunión. Bajo el cielo de junio, 17.000 cuerpos danzaron en sincronía con lo intangible, pero remontémonos al inicio.

Pasan unos minutos de las 18.00 cuando franqueo la puerta del recinto, el lugar donde todo se vuelve instagrameable. Un grupo de amigos no parece muy entusiasmado con el cartel: «Mañana mola más, hoy habrá que conformarse», –apunta resignado uno de ellos–. Son jóvenes y aún ven lo de conformarse como una especie de fracaso. Podría advertirles sobre el destino, ese cazador implacable y paciente, pero para qué aguarles la tarde. Comencemos con cifras: hace nueve años, en su edición de despegue, el Mallorca Live Festival reunió a 4.000 personas en Son Fusteret. Hoy es el acontecimiento musical de referencia en la Isla, con 100.000 metros cuadrados que obligan a diseñar itinerarios a la carta, cinco escenarios surtidos con un centenar de propuestas y más de treinta horas ininterrumpidas de música. Su parábola de crecimientos se explica por sí sola.

En su primer round, esta cita orillada en Magaluf estuvo dominada por ‘ellas’. Quien dijo que el futuro es mujer se equivocaba en el tiempo, son el presente. Ellas componen, lideran, entretienen, estimulan, cantan y encantan. Pueden llamarse Natalia Lacunza, María Escarmiento, Nathy Peluso, Gina Jeanz, Aziya, Jane Fitz, Jordan Boyd o Brollorizo. Pueden enmarcarse en el pop, el rock, el urban o en una mixtura de géneros, pero su presencia poderosa promueve un presente en el que su voz se impone con una fuerza salvaje y primaria. Su inclusión masiva en el cartel no es una casualidad ni un capricho, sino un signo de los tiempos.

El recinto va llenándose ordenadamente, más tarde los fans saltarán de un escenario a otro con la sincronicidad de una bandada de estorninos. Licata, Melohman B2B Los del Ficus, Niños Raros y V. Gómez simultanean sus propuestas cuando nos detenemos en el showcase de Jordan Boyd: soul, blues y pop electrónico con marchamo ‘UK’ se funden en la propuesta de esta anglo-mallorquina, especialista en pasar por el tamiz urbano cualquier género que se deslice por su garganta.
Son las 19.00, las ‘segundas unidades’ han tomado los escenarios. Nico B y Dxtergeist desgranan sus propuestas mientras Brollorizo, el proyecto de Estefani Brolo y Ana Rizo, despunta con una cautivadora puesta en escena que explora una galaxia de estilos, algunos sintéticos (nu-disco, techno, house) y otros orgánicos (afro-latin, funk). Ritmos electrizantes y carisma conforman su corpus musical, que contrasta con la ferocidad que avasalla unos metros más allá, de la mano de Psideralica. Una banda que lleva el fuego en las venas, liderada por la voz dramática y sensual de Lady Marian.

Historia

En su dilatada historia, este evento ha sido testigo de la polarización de la música urbana, un catalizador de estilos rematados con punzantes rimas. Al Safir forma parte de ese vasto linaje, caníbal de toda la cultura que lo precede. Antes de comenzar, el madrileño se toma un instante para hacerse ver y apreciar el efecto que suscita entre la gente. A cierta distancia, Natalia Lacunza acomete un repertorio que sintetiza el pop en su dimensión más amplia. Costaba asomarse a las primeras filas, tomadas por sus incondicionales.

En paralelo, la namibia Gina Jeanz exhibía su versatilidad en la cabina de mezclas, mientras Teo Lucadamo, Aroop Roy, Delgao y Sanguijuelas del Guadiana iniciaban la cuenta atrás de dos de los shows más esperados: Sidonie y Nathy Peluso. La argentina tomaba el escenario arropada por un híbrido de hip hop, neo soul y trap, su sonido palpita sobre un lecho de música tradicional latinoamericana.

Con el poderío que la caracteriza, subrayado por el vaivén lascivo de sus movimientos, desencadenó un torrente de buenrollismo, pasaporte a la felicidad de su entregado público. Tras la acometida inicial, la ‘bomba de neutrones’ se quedó en fogueo de trámite… Momento para cambiar de escenario, me aguardaban los himnos de puño en alto de Sidonie. Al fin, el sonido de una guitarra se apoderaba con emoción del recinto, aumentando las pulsaciones de quienes culturalmente caemos en su embrujo. Su vibrante directo es un imán de convocatoria.

Otros veteranos que están lejos del ostracismo, de la decadencia, son Dorian. Al contrario, su electro pop une generaciones. Utiliza como pegamento un repertorio que conjuga nihilismo, desasosiego y sueños rotos, que en directo se sostiene en una sólida línea de sintetizador y el carisma de Marc Gili. Su euforia de los afligidos evidenció que el paso del tiempo no los ha dejado fuera de juego. Su propuesta se solapó con el pop electrificado de Aziya y Maria Escarmiento. En la misma línea horaria, el ecuatoriano Nicola Cruz exhibió una hoja de estilo inusual, en la que conviven armónicamente la tradición andina y la electrónica. Sus ritmos contagiosos, pulcramente producidos, le subrayan como un nombre clave en el trasvase del folclore a las producciones de vanguardia.

Surrealismo

Es medianoche, el surrealismo mediterráneo de Antònia Font aún se hará de rogar. Otros seis artistas (Bresh, Varry Brava, Radioactive Man, Jane Fitz, The Clause y Dmasso) encararán la recta final de un line-up que une pasado, presente y futuro, impregnándolo todo con esa jubilosa fragancia de festival de verano. Mañana, más.

2 comentarios

user SrJ | Hace un mes

Lo mejor fueron las Sanguijuelas y el tío este ni se enteró, pero viendo lo que le gustó no me extraña... Jajajajaja

user David | Hace un mes

Andolute joke

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