El Centre Internacional de Fotografia Toni Catany acoge desde ya mismo una ventana al mundo filtrado por el ojo fotográfico de Christer Strömholm. La obra del artista sueco es conocida por ser una mirada al París de los existencialistas y la tribu bohemia que poblaba las calles de la ciudad del Sena en los 40 y los 50. O lo que es lo mismo, sus cafés. La exposición, que se podrá ver hasta el próximo 28 de septiembre, fue inaugurada ayer y ya se puede visitar.
La mirada de Strömholm está marcada por su propia e ineludible subjetividad. Su filtro personal, a través de su cámara, del mundo que visitó y que, de hecho, recorrió de manera activa. Tanto es así que el sueco acudió a España, con la que entró en contacto durante su Guerra Civil, y, de hecho, también retrató Mallorca, donde realizó en los 50 y antes del boom turístico algunas de las que serían sus más icónicas instantáneas de nuestro país.
Además de sus retratos de los artistas parisinos, Strömholm se caracterizó por su cercanía con los niños y por la gran impronta de su propia personalidad en sus obras, dando como resultados obras muy intuitivas que recogen una realidad, pero nunca objetiva.
El referente de la fotografía europea de postguerra protagoniza así una ambiciosa e interesantísima exposición en el Centre Internacional de Llucmajor que tiende puentes entre las diferentes regiones de Europa que visitó el sueco con la propia Mallorca, que también fue retratada por él.
A la presentación de la muestra acudieron Lluís Segura, presidente de la Fundació Toni Catany; Antoni Garau, director del Centre Internacional deFotografia; Carlos Gollonet, de la Fundación Mapfre; Joakim Strömholm, del Christer Strömholm Estate; y Estelle af Malmborg, comisaria de la propia exposición.