La idea de la simbiosis es nuclear en las teorías que hablan hoy en día de cómo la vida ha llegado a desarrollarse hasta el punto en el que está ahora en la Tierra. Viene a hablar de cómo diferentes individuos (entiéndase por esta palabra ‘seres vivos’) se asocian para sacar provecho los unos de los otros en un intercambio nada egoísta. Un simple paseo por el campo puede demostrar cómo la realidad es, efectivamente, simbiótica, y eso es, precisamente lo que han hecho Francesc Bonnín y Marta Font en We Are Symbiotic, una cooperación artística que se ha podido ver este fin de semana en la Galería Kewenig de Berlín, en Alemania.
A través de varios trabajos que unen el arte fotográfico con la cerámica, las telas, el papel de algodón y las tintas minerales naturales, tanto Font como Bonnín ponen en común una idea de trabajo que se nutre del mismo concepto de la simbiosis llevada a los humanos y, en específico, a ellos mismos como pareja creativa.
Así pues, «la interacción simbiótica se plasma y aplica a la práctica artística» en disciplinas como «la cerámica, el collage o la acción performativa» que «se combinan o asocian con la fotografía para crear nuevas obras mixstas de doble naturaleza».
Y todo ello realizado a través de «tierras de Mallorca» e inspirado por la propia «Serra de Tramuntana donde confluyen bosques, valles y cumbres, primigenios o asilvestrados, con áreas rurales modeladas y con equilibrio de la actividad humana» que se convierten en el campo de documentación y de experimentación. Una simbiosis natural que da el salto a la práctica artística como su reflejo.