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El poema ‘El Comte Mal’, de Guillem Colom, retoma la colección ‘Mixtàlia’

Lo presentarán este viernes en Santa Margalida, en un acto con Rafel Bordoy, Antoni Mas y Maria Antònia Femenia

El escritor Rafel Bordoy Pomar es el director de la colección Mixtàlia, que puso en marcha el Consell insular en 2001. | Clara Ferrer -

| Santa Margalida |

Hace 23 años, el Consell de Mallorca puso en marcha la colección Mixtàlia con la dirección del escritor Rafel Bordoy con el objetivo de «rescatar autores y obras que no habían gozado de la visibilidad que merecían o que eran ya muy difíciles de hallar porque estaban descatalogadas». La serie empezó con Àguiles, obra que el célebre poeta de Sóller Guillem Colom publicó originalmente en 1920. Precisamente ahora, tras una interrupción de cuatro años, Mixtàlia regresa al panorama editorial de la mano del sello Documenta Balear con la reedición del poema, también de Colom, El Comte Mal, que vio la luz por primera vez en 1955 con la Editorial Moll. Lo presentarán este viernes 29 de noviembre a las 19.30 horas en el Casal de Cultura de Santa Margalida, localidad que de hecho está muy vinculada con la leyenda narrada por el autor. En el acto intervendrán, además de Bordoy, el historiador Antoni Mas y Maria Antònia Perelló Femenia, autora del estudio preliminar que se incluye en el volumen.

Según comenta Bordoy, el propósito inicial era editar la poesía completa de Colom en un único volumen, pero Perelló Femenia opinó que El Comte Mal bien merecía aparecer de forma individual. Efectivamente, se trata de un poema muy extenso estructurado en doce cantos que narra la leyenda del Comte Mal, así como «los amores trágicos de Jordi Superna y Margalida, hija de un matrimonio que se estableció en Galatzó para huir de la peste amarilla que en 1652 asoló su pueblo. Con todo, allí tuvieron que hacer frente a la ira del Comte Mal, que los llevó a una desgracia todavía mayor».
«Victorià Ramis d’Ayreflor me contó que preguntó a Guillem Colom por qué, siendo el Comte Mal una figura clave para Santa Margalida, donde de hecho tenía su grandioso palacio, situaba la leyenda en la Serra de Tramuntana.

Guillem le respondió que se debía a que, poética y literariamente, le daba más juego la Serra que no la llanura de Santa Margalida, pero que, para compensar, le había puesto a la protagonista Margalida», recuerda Bordoy, que aunque no conoció personalmente a Colom, sí «conocía bien su poesía». «En su casa de Palma se celebraba una tertulia con diferentes escritores y cuando murió, el encuentro continuó en Palma. Primero se celebraban en Can Corbella, después encima de la pastelería Can Fresquet y finalmente en la casa de Miquel Gayà, hasta que este murió y se disolvió porque no había relieve generacional. Yo me uní a principios de los 80, cuando Colom ya había muerto», explica.

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